28 de abril de 2014

Inicios de la Orden los Pobres Caballeros de Cristo - Orden del Temple

 

      


      Bienvenidos iniciados, si nombramos los Pobres Caballeros de la Santa Ciudad, Soldados de Cristo, Milicia de Salomón, puede que no sepamos de que estamos hablando, sin embargo, si decimos Orden del Temple, esto nos puede sonar aunque sea de oídas; hoy podremos conocer sus inicios...







      Entre la documentación existente, encontramos las Crónicas de Guillermo de Tiro:
      “Principio de la historia de los hechos acaecidos en las regiones de ultramar, desde los tiempos de los  sucesos de Mahoma, hasta el año del Señor de 1184”; consta de 23 volúmenes con sus correspondientes capítulos;  nos pararemos en el libro duodécimo, Capitulo VII.
      CAPITULO VII: Se funda en Jerusalén la Orden de la Milicia del Templo.

      “En este mismo año, ciertos nobles señores pertenecientes a la caballería ordenada, amantes y temerosos de   Dios, entregándose al servicio de Cristo, prometieron sobre las manos del señor patriarca vivir en castidad, obediencia y sin cosa propia, a la manera de los Canónigos Regulares. Entre ellos fueron los primeros los venerables varones  Hugo de Payns y Godofredo de Aldemaro. Y como no tenían iglesia ni domicilio fijo en que vivir, les concedió el Rey temporalmente una parte del palacio en el lado sur, que se halla junto al Templo. Los mismos Canónigos del Templo les concedieron bajo ciertas condiciones y para los servicios de dependencias la planta que poseían cerca de dicho palacio. Igualmente, el Rey con sus próceres y el señor patriarca con los prelados de las iglesias les concedieron para sustento y vestido ciertos beneficios sobre las propias rentas, unos temporalmente y otros a perpetuidad. El primer cometido que, para remisión de sus pecados, les fue encomendado por el señor patriarca y los demás obispos, fue que preservaran con todas sus fuerzas los caminos e itinerarios de los peregrinos, contra las asechanzas e incursiones de los ladrones. Durante nueve años después de su fundación vistieron hábitos seculares, usando las vestiduras que, como remedio de sus almas, el pueblo les ofrecía.
      Finalmente, el año noveno, habiéndose celebrado un concilio en Francia, en Troyes, al que asistieron los arzobispos de Reims y de Sens con sus sufraganeos, así como el obispo de Albano, legado pontificio, y los abades del Cister, de Claraval y de Terracita, con otros muchos, se les dio una Regla y se les asigno un habito blanco, por mandato del papa Honorio y de Esteban, patriarca de Jerusalén.

      Y aunque después de nueve años, en que permanecieron en su estilo de vida, no eran más que nueve miembros, a partir de entonces comenzaron a aumentar el número y a multiplicarse sus posesiones. Posteriormente, en tiempo del papa Eugenio, se dice que, a fin de hacerse notar entre los demás caballeros, comenzaron a coser en sus mantos cruces de paño rojo, tanto los caballeros, como los hermanos de rango inferior que  llaman sirvientes. Esto fue creciendo de tal manera que actualmente cuentan con unos trescientos caballeros conventuales, vestidos de blancos mantos: exceptuando los legos, cuyo número en casi infinito. Se dice que tienen tan inmensas posesiones tanto por acá como en ultramar, que no hay provincia en el orbe cristiano que no haya entregado algo de sus bienes a los antedichos hermanos; y se dice que actualmente poseen riquezas igualables a las de los reyes.
      Por haber tenido su primitiva mansión en el palacio real junto al Templo, como dijimos, se llaman Hermanos de la Milicia del Templo. Y habiendo permanecido largo tiempo en buen propósito, viviendo muy de acuerdo con su profesión, luego olvidada la humildad (que es, como se sabe, salvaguarda de todas las virtudes, y al asentarse en lo mas bajo no puede padecer detrimento alguno), se sustrajeron de la autoridad del señor Patriarca de Jerusalén, negando la obediencia que sus predecesores habían prestado a aquel de quien habían obtenido la institución de la Orden y los primeros favores; y hasta volviéndose muy incómodos para la Iglesia de Dios, retirando las décimas y primicias y perturbando indebidamente sus posesiones”.
     
      Conclusión: Se refiere a 1118 año en que fue  coronado rey Balduino II (2 Abril 1118), este echo es mencionado en el libro duodécimo, Capitulo IV, los siguientes capítulos correlativos hasta el Capitulo VII comienza con la frase: “En este mismo año”. Mediante deducción  se sabe que Balduino II les cede las dependencias del Templo cuando ya era rey, con lo cual el mes seria a partir del 2 de Abril.

      En su Crónica “Historia orientales seu Hierosolymitana” de Jacobo de Vitry, obispo de Acre, aporta además de ser un calco de la crónica de Guillermo de Tiro, una lista con los nueve fundadores:
-         Hugo de Payns.
-         Godofredo de Saint Aldemaro.
-         Godofredo de Bisol.
-         Payen de Montdidier.
-         Andre de Montbard.
-         Archibaldo de Saint Amand.
-         Hugo Rigaud.
-         Gondemaro.
-         Rolando.
      Algunos de estos nombres pueden aparecer con letras de más o mal escritos, debido a la pronunciación de sus nombres o por simples faltas de ortografías;  incluso pueden hacer alusión al lugar de nacimiento o procedencia.

     En un ultimo texto, escrito por un tal  Ernul, al parecer se trataba de un escudero pero no existe mucha mas información, se trata de una continuación de las Crónicas de Guillermo de Tiro paradas en el año 1184.

     “Cuando los cristianos hubieron conquistado Jerusalén, un numero bastante importante de caballeros se presento en el templo del Sepulcro y muchos lo hicieron después, venidos de todas partes. Obedecían al prior del Sepulcro. Hubo buenos caballeros que hicieron don de si mismos. Se consultaron entre ellos y dijeron: “Hemos dejado nuestras tierras y nuestros amigos, y hemos venido aquí para elevar y exaltar la ley de Dios. Y aquí estamos comiendo, bebiendo y gastando sin hacer nada. Ni obramos ni luchamos, cuando es necesario hacerlo en esta tierra. Y obedecemos a un sacerdote pero no luchamos. Consultémonos y nombremos Maestre a uno de nosotros, con permiso de nuestro prior, que nos mandara cuando sea necesario batallar”.


  

   Los primeros caballeros templarios prometieron ante el Patriarca de Jerusalén vivir en castidad, pobreza y obediencia, añadiéndoles un cuarto voto de defensa con las armas a los peregrinos y los Santos Lugares, preservando estos últimos.







     En relación a su numero, se nombra en las Crónicas de Jacobo de Vitro a nueve fundadores, mi conclusión es que nombra a los nobles, cuyos nombres serian mas representativos, también hay que tener en cuenta que lo mas habitual era que un caballero se acompañara de un numero determinado de personas, entre ellos escuderos, soldados…, que podrían o no, seguir a su servicio cuando llegaron a Tierra Santa.
     También no se nos puede pasar  la utilización de la simbología del numero 9, como “numero limite de la serie antes de retornar a la “unidad””, ya que aunque hablaremos sobre ello mas adelante, la Orden del Temple se consideraba como una “Unidad”, un “todo”, nada les pertenecía individualmente, no tenían nada de su posesión, todo era propiedad de la Orden.

     Su nombre vendría dado por su ubicación, el rey Balduino II les cedió el ala de su palacio situado en la antigua mezquita de Al Aqsa, en el monte del Templo; aunque también fueron conocidos como Pobres Caballeros de la Santa Ciudad, Soldados de Cristo, Milicia de Salomón o del Templo de Salomón, Hermano del Templo o del Temple.
      Según Martínez Diez en los inicios de la vida religiosa de la orden de Jerusalén, debieron acogerse a una de las dos reglas o modos de vida vigentes para los regulares de Palestina y en el resto de la Iglesia occidental: la regla benedictina o la seguida por capítulos regulares o Regla de San Agustín; asimismo, el Temple dependería del Patriarca de Jerusalén, siendo obvio que escogieran la regla que seguían los canónigos del Santo Sepulcro, que constituían el cabildo propio del Patriarca. Bernardo de Claraval  se apoyaría en las dos reglas: San Agustín y  San Benito como base, modificándola a medida que las necesidades de la Orden lo requerían hasta construirse la Regla Templaría definitiva.

     
      Sobre 1127 Hugo de Payns acompañado de otros Hermanos,  se pondrían camino a  Francia, Flandes, Inglaterra y Escocia; entre sus objetivos se encontraban:

-         Conseguir del papa la aprobación y confirmación tanto de la Orden como de su Regla.
-         Obtención de recursos económicos para el desarrollo y misión de la Nueva Orden.
-         Reclutamiento de nuevos miembros templarios.
-         Llamamiento a los guerreros cristianos de Occidente para acudir en defensa de Tierra Santa.
                            



     Si enfocáramos estos objetivos dentro de una empresa de hoy en día, nos daríamos cuenta que Hugo de Payns estaría realizando un trabajo de marketing y publicidad; muy relacionado con el tema empresas, ya que al fin de al cabo, mi opinión es que la Orden del Temple funcionaria como una gran multinacional de hoy.

     Aparecen documentadas entre las primeras donaciones, las realizadas por el conde de Flandes, conde de Blois, conde de Anjou, Enrique I…, sin olvidarnos del reclutamiento tanto de caballeros como de sargentos de armas.


  
     En 1129 se celebraría el Concilio de Troyes, Hugo de Payns expondría el proyecto de regla redactado para la Orden,  esta seria examinada y evaluada por la asamblea, sometiéndola a la aprobación o modificación de sus distintos capítulos; aquellos que no se decían a tocar o anular, serian mandados al papa o al Patriarca de Jerusalén para su decisión final.                                  


      Tras la confirmación de la Orden en el Concilio de Troyes (1129) aumentaría el numero de solicitudes de ingreso ampliándose considerablemente, así como la guarnición en Tierra Santa; este hecho, fue  utilizado por el papa Honorio II en su provecho, ya que años atrás había pactado con los reinos de la Europa cristiana en sus luchas contra el Islam, el papa  había firmado un documento comprometiendo a la Santa Sede a socorrer militarmente a estos reinos cuando fuese solicitado.

     " ¿Por qué no utilizar este aumento de ingresos para integrarlos dentro de sus Milites Sancti Petri, y utilizar por un lado sus habilidades de combate, y por otro lado poder cubrir su compromiso con los reinos cristianos?".
      Una vez que las noticias sobre estos personajes, comienzan a expandirse, llegarían a ser demandados por reinos cristianos, asimismo, se encargarían ellos, de realizar visitas a estos  reinos para reclutar y recibir donaciones.
      Es en este momento cuando el papa daría permiso a la Orden del Temple para que se extendieran por todos los reinos donde fueran emplazados……

     Bibliografía:



- Codex Templi. Templespaña.









- La verdadera historia de la Orden del Templo de Jerusalén. A. Galera Gracia







- Muy interesante



- Caballeros de Cristo. Alain Demurger












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