Bienvenidos
iniciados, en la Edad Media, una enfermedad que discriminó y
desahució a quienes la padecían sin saber de condición social,
riquezas, pobreza, y que llegaría a recluir a caballeros de ordenes
militares en encomiendas apartadas de la sociedad...
- La Enfermedad:
Durante la Edad Media, la
lepra sería una de las enfermedades más temidas e inconfesables;
además de llegar a incapacitarte físicamente para realizar las
labores cotidianas, le acompañaba la incomprensión social de
quienes te rodeaban.
Medicamente consistía en
una enfermedad infecciosa que afectaba a la piel y sistema
respiratorio, aparecían pústulas, manchas, úlceras en la piel,
provocando daños neurológicos representados en la falta de
sensibilidad (no siente calor, frío, dolor) y se acompañaba de
debilidad muscular.
La falta de higiene, la
mala alimentación, el escaso conocimiento médico y la falta de
medicamentos poco conocidos en esta época, serían algunas de las
causas principales, sin embargo, no debemos olvidarnos de aquellas
causas que la gente relacionaba directamente con un castigo divino
por alguna acción impura que se había cometido, así como el simple
contacto con judíos o árabes.
- Humillación por estar enfermo:
En un principio, si la
persona enferma poseía bienes y/o familia, las rentas
recaerían sobre la familia, a cambio debía abandonar el lugar,
viviría en una casa construida y alejada del ámbito social, la cual
debía ser costeada por la propia familia.
En caso de no poseer
bienes y/o familia, simplemente se les echaba del lugar,
debiendo vivir en cuevas o bosques, abandonados a su suerte.
Era costumbre entregarles
una serie de enseres para su día a día, consistentes
en:
- Una túnica oscura.
- El artilugio para hacer ruido: Parihuela o campana.
- Una escudilla, cuchara de palo y cuchillo.
- Un bastón.
- Una manta.
Parihuela
Esta parihuela o campana
debían hacerla sonar para señalar su presencia, y de esta manera no
se acercara nadie.
Existe constancia de las
primeras medidas profilácticas llevadas a cabo en
1067; el enfermo era nombrado por el clérigo del
lugar, debiendo realizar un procesión por el pueblo o ciudad,
rociado en agua bendita y conducido fuera de la sociedad a unas
construcciones (leproserías) donde se le asignaba una habitación y
allí permanecería hasta su muerte.
Sólo se les permitía
salir a orar en el propio oratorio instalados dentro de la
leprosería.
Dentro de las medidas
administrativas, encontramos la de Oviedo y Sevilla, fechadas
sobre 1274 en las que “ningún leproso podía
entrar en la ciudad, exceptuando el día de la Cruz; al tercer
quebrantamiento de la norma podía ser quemado; igualmente se les
prohibía entrar en las iglesias y ser acogidos en casas de
particulares”.
- Orden de San Lázaro:
Aunque su fecha de
fundación como Orden Militar, documentalmente no puede fijarse,
aparecen actas de donaciones tanto de tierras, de iglesias, así de
derechos en Tierra Santa fechados entre 1130-1248, dirigidas
a los “hermanos”, “casa de los enfermos de San Lázaro” o
“Hermandad de los leprosos de la casa de San Lázaro en Jerusalén”.
Hasta el año 1253,
sus Maestres serían leprosos, siendo conocidas sus leproserías como
“Lazaretos”.
Antes de convertirse en Orden
Militar, estos monjes se encargarían de una casa para leprosos
ubicada a extramuros en Jerusalén, en ella acogían a nobles,
peregrinos y caballeros de las ordenes militares.
“Cuando ocurra que,
por voluntad de Nuestro Señor, un hermano se vuelva leproso y así
quede demostrado, los hombres de buen consejo de la comunidad deben
avisarle y rogarle que deje la casa e ingrese en San Lázaro para
vestir el hábito de los hermanos de San Lázaro”.Retrais del
Temple.
El rey Luis VII
tras su regreso de Tierra Santa, los dotó de bienes e ingresos en
Boigny (Berry)- Francia.
Al hablar de lepra en la
Edad Media, no debemos olvidarnos del Camino de Santiago, es decir,
de la cantidad de peregrinos que recorrían el Camino, muchos acudían
enfermos para pedir por su curación, y algunos de ellos con lepra en
estado no visible todavía; sabemos que esta enfermedad era
contagiosa, lo que supuso una vía de propagación no menos
importante.
Para atender a estos
enfermos y no hacerlo en los hospitales y/o albergues ya existentes
para peregrinos, se crearon sus propios hospitales llamados aquí
“Malaterías”.
- Encomienda de Caballeros Leprosos:
En unas tierras donadas por
el rey de Navarra Sancho VII en 1232, un
grupo de caballeros templarios construyeron una Encomienda, algo que
no nos debería llamar la atención, sin embargo, en este lugar se
intentaban alejar de todo el mundo; construyeron unos muros altos
pintados de amarillo, y en su interior instalaron un edificio y una
gran huerta, en nada había una indicación al Temple.
El lugar sin nombre, fue
bautizado por los pastores que utilizaban desde hacía tiempo el
valle como Convento de Bozate de Arizcun, una unión
del nombre del lugar y del pueblo más cercano.
Estos caballeros al no
poderse dedicarse militarmente a la defensa de la fe cristiana,
optaron por entregarse en cuerpo y alma a la experimentación con
todos aquellos remedios, ungüentos o hierbas enfocados a la mejora y
a erradicar la lepra.
Atendidos por monjes de San
Lázaro, todos los resultado y estudios eran puestos en conocimiento
del rey Sancho VII a través de cartas depositadas y alejadas fuera
de los muros que un mensajero recogía una vez a la semana; al mismo
tiempo el mensajero depositaba otras cartas con preguntas directas
del rey.
Los caballeros tenían la
creencia de que la lepra se contagiaba con una mirada, de manera que
no salían del edificio; esta suposición la sacaban del Antiguo
Testamento, libro del Génesis (30,31-43).
Actualmente se puede
encontrar una descripción del lugar en una carta escrita por los
frailes al rey, en ella explican el lugar, el convento, de que viven,
la caza, su huerto, su río...
- Sancho VII: el Rey Encerrado.
Aquejado de una enfermedad,
que el creía era lepra, se aislaría en su Castillo en Tudela, de
aquí que se le conozca como “el encerrado”.
La enfermedad fue tratada
en el más estricto secreto, y aquellos ungüentos o hierbas que
favorecían o mejoraban la dolencia, probados antes por los
caballeros gafos, serían entregados al rey, asimismo, el rey encontraba consuelo en las respuestas de sus cartas mandadas a estos
caballeros.
Su creencia del contagio
por la mirada fue otra de las causas por la que optara en encerrarse.
Sus síntomas según el
forense Luis del Campo Jesús, pudieron confundirse con los
producidos por la lepra, aunque lo que padecía era una úlcera
varicosa, estos errores médicos eran normales en la Edad Media, ya
que el conocimiento sobre las enfermedades era más bien escaso o
erróneos en muchos pacientes.
- “Pasar a alguien por la Piedra”:
Esta frase se utilizaba en
la Edad Media cuando se usaba una prueba determinada para
diagnosticar la lepra.
Normalmente se colocaba al
paciente desnudo, boca arriba sobre una losa de mármol, enfriada
durante la noche, aquí permanecería por espacio de aproximadamente
una hora.
Después de pasado este
tiempo, se observaba el cuerpo del paciente, de manera que si su
cuerpo presentaba manchas blancas o rojas bordeadas de infecciones
amarillas, era positivo, es decir, era gafo, padecía lepra.
A partir de este momento se
tomaban las medidas pertinentes y explicadas en el artículo:
Humillación por estar enfermo.
Tal método era considerado
humillante y vergonzante, de manera que no sería de extrañar que ni
se lo mencionaran al propio rey Sancho.
Bibliografía:
- La lepra en el Camino Francés a su paso por la Rioja. Mercedes Lázaro.
- Codex Templi. Templespaña.
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