Bienvenidos
iniciados, desde sus comienzos contó en sus filas con mujeres, sobre
ellas hablaremos a continuación...
Fue la única Orden
Peninsular que desde su inicio contó con mujeres, posiblemente el
ingreso de gran número de mujeres se debió a la posibilidad de
poder contraer matrimonio aceptando el voto de castidad
conyugal.
“se ofrecía la
posibilidad de una vida espiritual laica, sin necesidad de ingresar
en un Monasterio”. Religiosidad femenina en la Edad Media.
Mujeres en las Ordenes Militares: freilas Santiaguistas. Mª del
Pilar Calzado Sobrino.
Aún así, les estaban
vetadas o prohibidas:
- La participación militar activa.
- Asumir funciones propias de los clérigos.
La Orden les permitía
llevar una vida religiosa y familiar conjuntas, denominándose
“freilas seculares”, sin embargo, aquellas que
decidieron con posterioridad, es decir, en el momento que se
conformaron los conventos de la Orden, ingresar en ellos, se les
denominó “freilas conventuales”.
Normalmente las seculares
tenían algún tipo de parentesco con los freiles.
Las freilas estaban
obligadas a aceptar tres votos:
Obediencia: A
la Comendadora, al Maestre y a la Regla de Santiago.
Pobreza:
Entre comillas, ya que podían gestionar el usufructo de sus bienes,
y tras su muerte sería heredado por sus hijos.
Castidad Conyugal.
“Todos los freiles y
freilas que no se habían ordenado podían solicitar al maestre la
licencia para casarse. Si no lo hacían, bastaba con permanecer
célibes (castidad simple)”. Religiosidad femenina en la
Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas Santiaguistas.
Mª del Pilar Calzado Sobrino.
Llegar a los 15 Años.
Las niñas que se educaban
dentro de los Monasterios de la Orden tenían la opción de decidir
si querían tomar o no el hábito cuando cumplían los 15 años.
Aquellas que decidían
tomarlo se convertían en “novicias”, durante este
tiempo debían estudiar la Regla de la Orden y rezos, supervisadas
por una freila más antigua, a cambio, el Monasterio se encargaba de
su manutención.
Si finalmente decidían
seguir adelante, profesaban para freilas.
La Orden intentaba que las
mujeres dentro de las familias que conformaban la Orden se quedasen
en ella, sin embargo, no todas tomaron esta opción.
La Regla de la Orden.
Al igual que pasara con
otras Ordenes, la Regla Primitiva iría sufriendo modificaciones a
medida que las circunstancias lo requería, conociéndose 4
modificaciones o re ediciones:
Regla Primitiva:1170,
muestran a la mujer como miembro de la Orden, debiendo elegir entre
el matrimonio o el celibato; en un primer momento no se contempla la
obligatoriedad de que deban ser familiares de los freiles.
Regla: 1175,
aprobada por el Papa Alejandro III a través de la Bula “Benedictus
Deus”; aquí muestran interés porque las mujeres que conforman la
familia de los freiles se integren en la Orden.
Re edición
en lengua romance: S.XIII.
Regla Latina: S.XV.
Hay que tener en cuenta que
aunque la mujer formase parte de la Orden desde sus comienzos, las
Reglas que se conocían estaban diseñadas para las funciones que el
hombre debía cumplir dentro de la Orden, esto hizo que se tuviera
que hacer una adaptación femenina de la misma, reconociendo que la
mujer no ocuparía puestos relevantes.
En sus comienzos:
“La
versión extensa de la Regla determina que las freilas casadas habrán
de morar junto a las que no estaban en los periodos en que no podían
convivir con sus maridos, y aunque el texto no especifica la
condición célibe de las mujeres no casadas, es improbable que todas
ellas fuesen viudas”. Las
Ordenes Militares Hispánicas en la Edad Media (S.XII-XV). Carlos de
Ayala Martínez.
Sin
embargo, las viudas podían volver a casarse bajo la autorización
del maestre, en caso contrario, podían permanecer en el Monasterio
femenino que le correspondiera ocupándose de sus hijos y de los
demás hasta que cumpliesen 15 años.
“las
esposas de los freiles de la Orden de Santiago podían pertenecer a
la misma, se impuso la necesidad de acoger en el seno de la Milicia
santiaguista a las mujeres, que de forma paralela a los freiles
clérigos, manifestaron su deseo de ingresar en la Orden como
religiosas, con votos de obediencia, castidad y pobreza”. Las
Ordenes Militares en el Mediterráneo Occidental (S:XIII-XVIII). Casa
de Velázquez. Instituto de Estudios Manchegos.
Los matrimonios debían
separarse durante la Cuaresma, de manera que se instalarían en
conventos diferentes.
En el caso de las hijas de
los freiles, la Orden se comprometía a protegerlas y asistirlas si
el padre resultara muerto.
Sería
en el Capítulo General de la Orden de Ocaña celebrado
en 1480 cuando
se produce esta adaptación femenina o mas bien esterilización
femenina: “Se sustituyó el voto de castidad conyugal
(que permitía casarse a las freilas) por el voto de castidad
perpetua, se prohibió que las viudas de los freiles pudiesen volver
a casarse”; “la eliminación de la posibilidad de no asistir al
rezo de las horas canónicas. Se separó definitivamente el rito de
la toma de hábito del de profesión. La novicia debía pasar un año
de “probación” entre la toma del hábito y la profesión de
votos”. Religiosidad
femenina en la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas
Santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.
Terminarían por ser
tratadas como monjas, viviendo en clausura, pasando de ser
comunidades abiertas a vivir encerradas literalmente hablando,
perdiéndose sus dos funciones primitivas:
- Educar a las hijas de los freiles.
- Acoger a las freilas seculares.
Prioras
o Comendadoras.
En sus comienzos, su
autoridad era de tipo espiritual y doméstico, fue el único cargo
dentro de la Orden que se les permitió ejercer a las freilas, es
decir, no pudieron acceder a cargos como Maestre, visitador..., ni
acceso al Capítulo General de la Orden.
Comendador: Recibía la encomienda de un dominio, castillo, población..., para protegerlo o defenderlo. A cambio del amparo brindado, percibía rentas de los impuestos de la encomienda. El cargo de comendador solía recaer en un noble o caballero de una Orden Militar. En el caso de la Orden de Santiago, las freilas, cuando tenían dicha dignidad, solían gestionar encomiendas alejadas de los territorios de frontera, debido a su imposibilidad de defenderlas militarmente.
Visitador:
Era el religiosos encargado de inspeccionar algunas casas de su Orden
o de dirigir a los religiosos de un determinado territorio.
Capítulo General:
Era una junta o asamblea en la que participaban los clérigos y los
caballeros de la Orden, se encargaban de tratar los asuntos de mayor
importancia, como la elección de cargos.
Mas tarde se encargarían
de la administración de las haciendas de sus conventos, que
anteriormente eran llevadas por Comendadores; llegaron a tomar las
riendas de las transacciones comerciales, este hecho nos indica que
los Monasterios femeninos de la Orden, irían paulatinamente
encargándose de su administración, desligándose del gobierno
central de la Orden, eso si, supeditados cada cierto tiempo a un
control regulado por freiles donde se estudiaban las cuentas, siendo
todo reflejado en los llamados “Libros de visitas”.
Gestión
Patrimonial.
Donaciones
realizadas por los Matrimonios que
ingresaban en la Orden, como en otras Ordenes hacían entrega de sus
bienes con la diferencia que podían beneficiarse de su usufructo
mientras viviese.
Donaciones
de bienes realizadas por Mujeres
a cambio de que la Orden pagase su sustento.
Otra
opción de aumentar el patrimonio sería la fundación
de Monasterios,
Conventos
femeninos de la Orden por parte de nobles y algunas reinas, ya que
solían venir acompañadas de buenas donaciones y privilegios, aún
mayores si ingresaba alguna hija o hermana de reyes.
No
sería hasta el S.XIV cuando se produce un menor número de
donaciones, este hecho se solventaría a través de exigir una dote
a cada nuevo ingreso en alguna de sus comunidades.
Recordar que el voto de
“pobreza” entre estas freilas no se llevaba a cabo, ya que podían
gestionar el usufructo de sus bienes bajo consentimiento de su
comendadora, esto le convenía a la comunidad, ya que tras su muerte,
estos bienes pasarían a la Orden.
Aumentaron y enriquecieron
su dominio territorial mediante donaciones tanto directas como
indirectas al convento, es decir, en aquellos casos en los que las
donaciones hacían referencia a bienes cerca del convento, el Maestre
les otorgaba se hicieran cargo mediante la explotación territorial,
entre ellas:
“Explotación
alodial, ceder la tenencia de
la tierra a los habitantes de los lugares sobre los que las freilas
tuvieran jurisdicción, estos trabajaban la tierra y obtenían el
beneficio, pagando al convento por ellos unos derechos señoriales.
Explotación
directa, conservaban la
propiedad directa de la tierra, que solían explotar mediante
arrendamiento y *censos”.Religiosidad
femenina en la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas
Santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.
Asimismo,
el impuesto del *diezmo,
que normalmente era cobrado por la Iglesia, en este caso, las freilas
lo cobraban íntegramente, de manera que no pasaba por la Orden.
Otro
dato a tener en cuenta es el derecho de sus hijos a la Herencia
de sus padres, se mantendría así hasta el S.XIV, cuando se legisló
la diferencia o separación entre: Bienes entregados a la comunidad,
los cuales pertenecía a la Orden y los que debían heredar sus hijos
que sería los Bienes Patrimoniales.
Vestimenta.
Tanto hombres como mujeres,
casados o religiosos vestían igual.
Estaban prohibidos
los tejidos lujosos y los colores llamativos; las freilas usaban
tocados.
Su insignia
debía estar bordada en rojo:
Capa: En la
parte izquierda a la altura del pecho.
Túnica: En
el centro del pecho.
Sería en el año 1485
cuando se introduce que a excepción de los religiosos, se puede
añadir a la ropa elementos de lujo; sin embargo, serían las freilas
quienes harían sus vestimentas más austeras, bajando la calidad de
sus tejidos, haciéndolos más anchos y discretos.
Ayunos.
A diferencia de las demás
Ordenes que mantenían el ayuno como parte primordial de su
fortalecimiento espiritual, la Orden de Santiago nunca lo llevó a
cabo, al contrario, el consumo de carne era habitual.
Como ocurre en las demás
ordenes, serían las ancianas, las que recibían mayor cantidad de
comida, sin embargo, también se añadirían las de mayores cargos y
más antiguas, como conclusión, todas comían bien.
Jerarquización.
PATRONA.
Protege y
gestiona el Patrimonio del Monasterio.
Mujeres de la
Monarquía.
Sin relación
con la Orden, Regla, Clausura.
COMENDADORA.
Poder
espiritual de la abadesa.
Elegida por
la Comunidad.
Gestiona y
gobierna el Patrimonio.
Nombra a
intermediarios masculinos.
SUBCOMENDADORA.
ADMINISTRADORAS. ARQUERAS.
Gobiernan y administran por
un tiempo. Cuentas: Gastos – Ingresos.
CLAVERA
Y DESPENSERA COCINERA.
CONSILIARIAS CORRECTORA.
Consejeras de la
Comendadora. Rezos comprensibles para la Comunidad.
HEBDOMADARIA LECTORA.
Oficiaba el coro.
MAESTRA
DE NOVICIAS MAYORDOMA.
Proveer: Comedor y Cocina.
PORTERA
Vivía en una casa junto al
Monasterio.
PROVISORA REFITOLERA.
Aprovisionaba: Bodega,
Cocina, Ropero... Organizaba el refectorio.
SACRISTANA VICARIA.
Hacía cumplir la Regla.
Conventos
– Monasterios Femeninos.
La
creación de los conventos de las freilas de la Orden de Santiago se
debió en gran parte a la partida a Campaña Militar de los hombres,
sirviendo de refugio o acogida de sus esposas e hijos.
Su
función:
- Educar a las hijas de los miembros de la Orden hasta que cumpliesen 15 años, momento que debían decidir si tomaban o no el hábito.
- Dedicarse al oficio divino.
- Acoger a las esposas y viudas de freiles.
En ellos se educaban a las
hijas a escribir y leer, cantar o rezar la liturgia, sin tener en
cuenta su opción cuando llegara a cumplir 15 años, un dato
importante es el hecho de que los libros litúrgicos estaban escritos
en latín, lo que confirma el conocimiento de esta lengua por parte
de algunas freilas.
Convento
Santa Eufemia de Cozollos – Palencia.
Según
un documento del año 946,
este convento se edificaría sobre un asentamiento monástico
anterior denominado Monasterio de San Cosme y San Adrián de
Cozuelos.
En
1100
pasó a depender del cabildo catedralicio de Burgos, añadiéndose a
su nombre la advocación de San Eufemia, siendo su comunidad
masculina.
Alfonso
VIII de Castilla realizaría en 1186
un trueque con el Obispo de Burgos, le entrega el Monasterio de San
pedro de Cervatos a cambio de Santa Eufemia.
Posteriormente
el rey hace entrega del mismo al Maestre de la Orden de Santiago
Sancho Fernández, fundándose el convento: “Si
principalmente para habitaciones de monjas, para reclusión
juntamente de los caballeros freires desta inclita milicia, que de su
voluntad eligieron vivir en continencia”. Las
Ordenes Militares en el Mediterráneo Occidental (S:XIII-XVIII). Casa
de Velázquez. Instituto de Estudios Manchegos; de
aquí que se hablara de él como un convento doble (femenino y
masculino).
Su
primera Comendadora fue elegida en 1195.
Sería
a finales del S.XV
cuando la comunidad sería trasladada a Toledo.
En este convento estuvo
hasta su muerte Doña Sancha Alfonso, hermanastra del rey Fernando
III “el santo”, igualmente se observa que la mayoría de sus
freilas procedían de la nobleza.
Convento
San Vicente de Junqueras – Gerona.
A
mediados de siglo se traslada a las afueras de Barcelona, para en
1300
ubicarse de nuevo cerca de las murallas de la capital, dependiendo de
la Encomienda Mayor de Montalbán.
Convento – Monasterio de San Pedro de Pieda – Lérida.
Fundado
en 1260
por una noble catalana, Doña Costanza de Anglesola.
Desaparecería
en 1342,
trasladándose sus freilas y sus bienes ala Monasterio de Junqueras
en Gerona.
Convento
en Destriana – León.
Aquí residieron una
comunidad de monjas durante la segunda mitad del S.XIII.
Convento de Sancti Spiritus – Salamanca.
Alfonso IX dona en 1223 a la Orden de Santiago la Iglesia de Sancti Spiritus más sus barrios para su repoblación, sería en 1268 cuando se llega a un acuerdo de mutua donación para la creación del convento entre el Maestre Pelay Pérez Correa y el matrimonio formado por Martín Alfonso (hijo de Alfonso IX de León) y Mª Méndez.
Este convento aumentó su
patrimonio, privilegios y autonomía gracias a la protección por
parte de la realeza.
En
1274
consigue un privilegio otorgado por el Maestre Pelay, donde les
concede la ausencia de control de un comendador masculino, así como
la propia elección de su comendadora, asimismo la no intervención
de los maestres, ejerciendo sólo el derecho de visita.
Existe
un documento
fechado en 1290
donde se le otorga el carácter plenamente femenino del convento:
“ante las
injerencias del maestre Pedro Fernández, las monjas recurren al rey
Sancho IV que confirma y da validez a los privilegios otorgados
durante el mandato de Pelay Pérez y que se resumen en dos: Sancti
Spiritus será regido por una comendadora allí elegida y los
maestres no intervendrán en la vida de la comunidad en la que sólo
ejercerán el derecho de visita”. El
monasterio femenino de Sancti Spiritus de Salamanca. Mª Echániz
Sans.
Según
refiere Manuel Villar y Macías, posiblemente las primeras mujeres
que integraron este convento, serían un grupo de mujeres de
caballeros que mientras sus maridos estaban en campaña militar,
ellas se retiraban a la Ermita de Santa Ana, aquellas que quedaban
viudas mantendrían una vida religiosa.
Convento
Madre de Dios – Granada.
La reina Isabel hizo en
1501 un voto de edificar un convento en la última población que
reconquistase, denominándola: Real Casa de la Madre de Dios, de la
Orden de Caballería de Santiago de España.
Convento
Santos – O – Velho – Lisboa.
Convento
San Mateo – Avila.
Bibliografía:
Las Instituciones
Religiosas Femeninas. Mª Isabel de Valdivieso.
Mujeres con Poder en la Edad Media: Las Ordenes Militares. Palmira Peláez Fernández. Cuadernos de Estudios Manchegos 2009.
La Sociedad Medieval. R. Fossier
Las Ordenes Militares en el Mediterráneo Occidental (S:XIII-XVIII). Casa de Velázquez. Instituto de estudios Manchegos.
Religiosidad Femenina en la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas Santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.
Historia de las Ordenes de Caballería, que han existido, y existen en España. D.M. D. Iñigo y Miera y D.S. Costanzo.
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