1 de abril de 2020

Mujeres En Las Ordenes Militares.



     Bienvenidos iniciados, conocedores del papel masculino dentro y fuera de las ordenes militares, ¿que sabemos del femenino dentro de las mismas?....


     Mujeres en la Edad Media.
     
     Este texto del historiador Robert Fossier nos introducirá en lo que una mujer podía esperar a lo largo de su vida, sin menospreciar a ninguna de ellas.

Casada a los dieciséis años con un hombre de treinta
que podría ser su padre y que a menudo actúa como
tal, dejando de amamantar sólo para tener un nuevo
parto, “comprada” en el mundo de la aristocracia por
la familia de su futuro marido, o consintiendo en los
demás casos, pero sin estar en su entero juicio,
condenada al convento o a la humillación si actúa por
su cuenta, con la amenaza de ver su dote dilapidada
durante su matrimonio, y su viudedad impugnada por
sus propios hijos al enviudar, perseguida por la Iglesia
con más rigor que el hombre si cae en el adulterio o la
homosexualidad, apartada de las funciones religiosas,
estrictamente vigilada si alcanza alguna responsabilidad
política, maltratada en su infancia,
empujada al matrimonio, acosada por la lubricidad
masculina cuando es soltera o viuda, sin poder o sin
atreverse a expresar mediante el arte o la pluma su
sexualidad, sus fantasías, su afectividad, su dinamismo,
la mujer de esa época recibe peor trato que en
otras (...)”. Religiosidad femenina en la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.

     No hay que decir que el papel de la mujer en la Edad Media “siempre” estuvo supeditada a la familia, y mas concretamente al varón, Cuando llegaba a su edad adulta (la Iglesia consideraba que a los 12-13 años ya podían casarse o hacerse religiosas), debían elegir entre estas dos opciones, no tenían más: Monacato o Matrimonio.
     Tomada la elección, siempre estaría bajo la supervisión y control de alguna manera, de un hombre.
     Aunque toda mujer fuera instruida por su madre en las tareas del hogar, las pertenecientes a clase noble, se beneficiaban de una educación, digamos, “superior”, ya que también aprendían a leer, cantar, bordar...
     Sus matrimonios normalmente eran concertados con hombres cuya ideología o economía era más afín a la familia.
     En el caso de recibir herencias o tener que resolver algún tema jurídico, no podía representarse a sí misma, todo debía ser llevado y supervisado por un hombre, ya fuese marido, padre, hermano..., sólo en el caso de las viudas, podemos hablar de algún “privilegio”, como por ejemplo encargarse de los negocios de su difunto marido, eso sí, hasta el momento en que sus hijos fuesen mayores de edad.
     “Sin embargo, existen testimonios que hablan de una activa participación de la mujer en la economía, el derecho y la sociedad en general de la época”.Mujeres con Poder en la Edad Media: Las Ordenes Militares. Palmira Peláez Fernández. Cuadernos de Estudios Manchegos 2009.
     Se quisiera o no, las mujeres eran elementos imprescindibles en la sociedad.

      Dependiendo del Estamento Social al que perteneciera, podemos añadir:
La Dama: Gozaba de una relativa libertad, si es cierto que muchas fueron terratenientes.
     “La mujer terrateniente ejercía un gran poder (aunque frecuentemente estada “atada” a sus feudos, lo cual implicaba que sus sentimientos fuesen por lo general ignorados, sus matrimonios fuesen acordados por sus padres y en muchas ocasiones fuesen prácticamente “enajenadas” junto con sus tierras)”. La Mujer en la Edad Media. Ricardo Walter Corleto.
     Cuando sus maridos partían a la guerra, ellas eran las encargadas de la administración de las posesiones familiares, al igual que debían defender el castillo.

   
  La Mujer Trabajadora y La Campesina: “En lo respecta a su importancia en la vida de una nación, jugaban un papel análogo al de los hombres de su estamento social: Debían ofrecerse para ser contratadas, trabajar para subsistir, ayudar a redondear la economía doméstica y, si eran casadas, normalmente compartían las mismas tareas que sus maridos”.La Mujer en la Edad Media. Ricardo Walter Corleto.
     En el caso de estar solas, normalmente debían trabajar como empleada doméstica.
     En distintos documentos medievales, aparece como la mujer podía continuar ejerciendo el oficio de su marido si enviudaba.
 

   Las Religiosas (Monjas): Su papel dentro de la sociedad medieval fue muy importante, aquellos grandes Monasterios ofrecieron una formación educativa a niñas (en algunos casos a niños), de los cuales salieron grandes escritoras.






     La Educación.

     A cada mujer según su estamento social se le educaba para que realizase su papel de manera correcta, es decir, a las damas además de leer y escribir, debían cantar, tocar instrumentos, contar historias, jugar al ajedrez...., en una palabra “entretener”.
     Las clases inferiores como las niñas de las campesinas o trabajadoras podían acceder a pequeñas escuelas; muchas de ellas aprenderían el oficio de sus padres o serían aprendizas de distintos oficios, aunque por lo general eran analfabetas.
     Lo que si no tenían acceso las mujeres en general eran a las escuelas catedralicias o monásticas.

     Mujer, Iglesia y Reformismo Espiritual.


     “Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza, mientras la mujer, ser lujurioso lo arrastra al pecado”, éste era el pensamiento en el medievo.
     Con tales ideas no es de extrañar que la mujer fuera relegada a un segundo plano dentro de la Iglesia, y si no tenían bastante, “los clérigos no trataron de paliar esta situación de desigualdad, sino que la asumieron y fomentaron como algo natural”. Religiosidad femenina en la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.

     “La propia Iglesia, en su misión caritativa, estaba paralizada por una misoginia de principio, una desconfianza hacia un sexo mas sutil que el otro y, por ello, mas proclive a incumplir los preceptos religiosos”. La Sociedad Medieval. R. Fossier

     La idea de “libertad” unida a distintas reformas espirituales conminaron a que mujeres optasen por llevar una vida monástica, utilizando las herramientas que tenían a su alcance para hacerse oír, y sentirse desligadas de la supervisión constante de un familiar o un marido.
     Podían desarrollarse espiritual e intelectualmente, y al mismo tiempo podían administrar el patrimonio familiar.
     Los Monasterios llevados por una abadesa se instalaban en el campo, gozando de independencia y autogestión propia.

S.VIII-IX:
     Se impulsa una Reforma en la cual se quiere que todas las Comunidades Religiosas se rígan por una sola Regla, eligiéndose la de San Benito.
     “La regla benedictina fue redactada por san Benito de Nursia, a mediados del siglo VI. Consta de 73 capítulos y un prólogo, y se caracteriza por ser más completa y flexible que las anteriores, en la cuales se inspiró. Destacan su discreción y equilibrio, y dio lugar a una escuela humana y religiosa. Se basa en el monasterio, separado del mundo por la clausura, formando una familia en la que el abad es padre y donde todo es común. La regla también obliga a la lectura y el trabajo manual. Las reformas posteriores (Cluny, Cister, Trapa) se presentaron como un retorno a la tradición benedictina”. Religiosidad femenina en la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.

               
      S.XI:
     Con la Reforma Gregoriana el poder soberano y el control de todas las iglesias recae en el papado.
     Los laicos que controlaban rentas, patrimonios..., son sustituidos por el clero, tomando el control y poder, al mismo tiempo esta acción perjudicaría enormemente a las Comunidades Religiosas Femeninas, en las que muchas de sus componentes eran laicas.
     S.XII:
     Se produce una marginación de la mujer dentro de la iglesia “se decidió mejorar sustancialmente la formación del clero en cuanto a cuestiones teológicas. Para ello, era necesario estudiar en escuelas catedralicias y universidades a las que, por supuesto, la mujer no podía acceder. Tareas como la predicación, Eucaristía y administración del sacramento de las confesiones se atribuyeron definitivamente a los religiosos varones, y las mujeres quedaron relegadas de ellas, pues algunas habían ejercido estas funciones hasta el S.XI”.
Religiosidad femenina en la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.


     El mayor elemento de marginación de los derechos dentro de las Comunidades Religiosas Femeninas sería la Clausura.



     Este simple hecho de encerrarlas llevó:
    • A la pérdida de autonomía.
    • A la pérdida de derechos.
    • A la pérdida de su movilidad.
    • A la pérdida para la obtención de bienes y sustentación del Monasterio, a través de limosnas y trabajos realizados fuera de los mismos.

     Esta última acción, simplemente se compensó con una nueva Norma, toda aquella mujer que quisiera ingresar en el Monasterio, debería aportar una dote económica destinada a las necesidades del propio Monasterio.

     A continuación iré añadiendo información sobre aquellas Ordenes Militares en las que la mujer formaba parte dentro de ellas:

Orden de San Juan de Jerusalén u Hospitalarios.


Bibliografía:

Las Instituciones Religiosas Femeninas. Mª Isabel de Valdivieso.



Mujeres con Poder en la Edad Media: Las Ordenes Militares. Palmira Peláez Fernández. Cuadernos de Estudios Manchegos 2009.





Las Ordenes Militares Hispánicas en la Edad Media: (S.XII-XV). Carlos de Ayala Martínez.





La Sociedad Medieval. R. Fossier


Las Ordenes Militares en el Mediterráneo Occidental (S:XIII-XVIII). Casa de Velázquez. Instituto de estudios Manchegos.

Las Encomiendas Gallegas de la Orden Militar de San Juan de Jerusalén. Isidro García Tato.







El Monasterio Femenino de Sacti Spiritus de Salamanca. Mª Echániz Sans.







Mundos Medievales. Espacios, Sociedades y Poder.



Caballeros de Cristo.... Alain Demurger.






Religiosidad Femenina en la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas Santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.


La Mujer en la Edad Media. Ricardo Walter Corleto.







Historia de las Ordenes de Caballería, que han existido, y existen en España. D.M. D. Iñigo y Miera y D.S. Costanzo.







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