Bienvenidos
iniciados, conocedores del papel masculino dentro y fuera de las
ordenes militares, ¿que sabemos del femenino dentro de las
mismas?....
Mujeres
en la Edad Media.
Este texto del historiador
Robert Fossier nos introducirá en lo que una mujer podía esperar a
lo largo de su vida, sin menospreciar a ninguna de ellas.
“Casada a los
dieciséis años con un hombre de treinta
que
podría ser su padre y que a menudo actúa como
tal,
dejando de amamantar sólo para tener un nuevo
parto,
“comprada” en el mundo de la aristocracia por
la
familia de su futuro marido, o consintiendo en los
demás
casos, pero sin estar en su entero juicio,
condenada
al convento o a la humillación si actúa por
su
cuenta, con la amenaza de ver su dote dilapidada
durante
su matrimonio, y su viudedad impugnada por
sus
propios hijos al enviudar, perseguida por la Iglesia
con
más rigor que el hombre si cae en el adulterio o la
homosexualidad, apartada de
las funciones religiosas,
estrictamente
vigilada si alcanza alguna responsabilidad
política,
maltratada en su infancia,
empujada
al matrimonio, acosada por la lubricidad
masculina
cuando es soltera o viuda, sin poder o sin
atreverse
a expresar mediante el arte o la pluma su
sexualidad,
sus fantasías, su afectividad, su dinamismo,
la
mujer de esa época recibe peor trato que en
otras (...)”.
Religiosidad femenina en
la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas
santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.
No hay que decir que el
papel de la mujer en la Edad Media “siempre” estuvo supeditada a
la familia, y mas concretamente al varón, Cuando llegaba a su edad
adulta (la Iglesia consideraba que a los 12-13 años ya podían
casarse o hacerse religiosas), debían elegir entre estas dos
opciones, no tenían más: Monacato o Matrimonio.
Tomada la elección,
siempre estaría bajo la supervisión y control de alguna manera, de
un hombre.
Aunque toda mujer fuera
instruida por su madre en las tareas del hogar, las pertenecientes a
clase noble, se beneficiaban de una educación, digamos, “superior”,
ya que también aprendían a leer, cantar, bordar...
Sus matrimonios normalmente
eran concertados con hombres cuya ideología o economía era más
afín a la familia.
En el caso de recibir
herencias o tener que resolver algún tema jurídico, no podía
representarse a sí misma, todo debía ser llevado y supervisado por
un hombre, ya fuese marido, padre, hermano..., sólo en el caso de
las viudas, podemos hablar de algún “privilegio”, como por
ejemplo encargarse de los negocios de su difunto marido, eso sí,
hasta el momento en que sus hijos fuesen mayores de edad.
“Sin embargo, existen
testimonios que hablan de una activa participación de la mujer en la
economía, el derecho y la sociedad en general de la época”.Mujeres
con Poder en la
Edad Media: Las Ordenes Militares. Palmira Peláez Fernández.
Cuadernos de Estudios Manchegos 2009.
Se quisiera o no, las
mujeres eran elementos imprescindibles en la sociedad.
Dependiendo del Estamento
Social al que perteneciera, podemos añadir:
“La
mujer terrateniente ejercía un gran poder (aunque frecuentemente
estada “atada” a sus feudos, lo cual implicaba que sus
sentimientos fuesen por lo general ignorados, sus matrimonios fuesen
acordados por sus padres y en muchas ocasiones fuesen prácticamente
“enajenadas” junto con sus tierras)”. La
Mujer en la Edad Media. Ricardo Walter Corleto.
Cuando
sus maridos partían a la guerra, ellas eran las encargadas de la
administración de las posesiones familiares, al igual que debían
defender el castillo.
En el caso de estar solas,
normalmente debían trabajar como empleada doméstica.
En distintos documentos
medievales, aparece como la mujer podía continuar ejerciendo el
oficio de su marido si enviudaba.
La Educación.
A cada mujer según su
estamento social se le educaba para que realizase su papel de manera
correcta, es decir, a las damas además de leer y escribir, debían
cantar, tocar instrumentos, contar historias, jugar al ajedrez....,
en una palabra “entretener”.
Las clases inferiores como
las niñas de las campesinas o trabajadoras podían acceder a
pequeñas escuelas; muchas de ellas aprenderían el oficio de sus
padres o serían aprendizas de distintos oficios, aunque por lo
general eran analfabetas.
Lo que si no tenían acceso
las mujeres en general eran a las escuelas catedralicias o
monásticas.
Mujer,
Iglesia y Reformismo Espiritual.
“Dios hizo al hombre a su
imagen y semejanza, mientras la mujer, ser lujurioso lo arrastra al
pecado”, éste era el pensamiento en el medievo.
Con tales ideas no es de
extrañar que la mujer fuera relegada a un segundo plano dentro de la
Iglesia, y si no tenían bastante, “los clérigos no trataron de
paliar esta situación de desigualdad, sino que la asumieron y
fomentaron como algo natural”. Religiosidad
femenina en la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas
santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.
“La propia Iglesia, en
su misión caritativa, estaba paralizada por una misoginia de
principio, una desconfianza hacia un sexo mas sutil que el otro y,
por ello, mas proclive a incumplir los preceptos religiosos”. La
Sociedad Medieval. R. Fossier
La idea de “libertad”
unida a distintas reformas espirituales conminaron a que mujeres
optasen por llevar una vida monástica, utilizando las herramientas
que tenían a su alcance para hacerse oír, y sentirse desligadas de
la supervisión constante de un familiar o un marido.
Podían desarrollarse
espiritual e intelectualmente, y al mismo tiempo podían administrar
el patrimonio familiar.
Los Monasterios llevados
por una abadesa se instalaban en el campo, gozando de independencia y
autogestión propia.
S.VIII-IX:
Se impulsa una Reforma en
la cual se quiere que todas las Comunidades Religiosas se rígan por
una sola Regla, eligiéndose la de San Benito.
“La regla benedictina
fue redactada por san Benito de Nursia, a mediados del siglo VI.
Consta de 73 capítulos y un prólogo, y se caracteriza por ser más
completa y flexible que las anteriores, en la cuales se inspiró.
Destacan su discreción y equilibrio, y dio lugar a una escuela
humana y religiosa. Se basa en el monasterio, separado del mundo por
la clausura, formando una familia en la que el abad es padre y donde
todo es común. La regla también obliga a la lectura y el trabajo
manual. Las reformas posteriores (Cluny, Cister, Trapa) se
presentaron como un retorno a la tradición benedictina”.
Religiosidad femenina en
la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas
santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.
S.XI:
Con la Reforma
Gregoriana el poder soberano y el control de todas las
iglesias recae en el papado.
Los laicos que controlaban
rentas, patrimonios..., son sustituidos por el clero, tomando el
control y poder, al mismo tiempo esta acción perjudicaría
enormemente a las Comunidades Religiosas Femeninas, en las que muchas
de sus componentes eran laicas.
S.XII:
Se produce una marginación
de la mujer dentro de la iglesia “se decidió mejorar
sustancialmente la formación del clero en cuanto a cuestiones
teológicas. Para ello, era necesario estudiar en escuelas
catedralicias y universidades a las que, por supuesto, la mujer no
podía acceder. Tareas como la predicación, Eucaristía y
administración del sacramento de las confesiones se atribuyeron
definitivamente a los religiosos varones, y las mujeres quedaron
relegadas de ellas, pues algunas habían ejercido estas funciones
hasta el S.XI”.
Religiosidad
femenina en la Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas
santiaguistas. Mª del Pilar Calzado Sobrino.
El mayor elemento de
marginación de los derechos dentro de las Comunidades Religiosas
Femeninas sería la Clausura.
Este simple hecho de
encerrarlas llevó:
- A la pérdida de autonomía.
- A la pérdida de derechos.
- A la pérdida de su movilidad.
- A la pérdida para la obtención de bienes y sustentación del Monasterio, a través de limosnas y trabajos realizados fuera de los mismos.
Esta última acción,
simplemente se compensó con una nueva Norma, toda
aquella mujer que quisiera ingresar en el Monasterio, debería
aportar una dote económica destinada a las necesidades del propio
Monasterio.
A continuación iré
añadiendo información sobre aquellas Ordenes Militares en las que
la mujer formaba parte dentro de ellas:
Orden de San Juan de
Jerusalén u Hospitalarios.
Bibliografía:
Las Instituciones
Religiosas Femeninas. Mª Isabel de Valdivieso.
Mujeres con Poder en la
Edad Media: Las Ordenes Militares. Palmira Peláez Fernández.
Cuadernos de Estudios Manchegos 2009.
Las Ordenes Militares
Hispánicas en la Edad Media: (S.XII-XV). Carlos de Ayala Martínez.
La Sociedad Medieval. R.
Fossier
Las Ordenes Militares en el
Mediterráneo Occidental (S:XIII-XVIII). Casa de Velázquez.
Instituto de estudios Manchegos.
Las Encomiendas Gallegas de
la Orden Militar de San Juan de Jerusalén. Isidro García Tato.
El Monasterio Femenino de
Sacti Spiritus de Salamanca. Mª Echániz Sans.
Mundos Medievales.
Espacios, Sociedades y Poder.
Caballeros de Cristo....
Alain Demurger.
Religiosidad Femenina en la
Edad Media. Mujeres en las Ordenes Militares: freilas Santiaguistas.
Mª del Pilar Calzado Sobrino.
La Mujer en la Edad Media.
Ricardo Walter Corleto.
Historia de las Ordenes de
Caballería, que han existido, y existen en España. D.M. D. Iñigo y
Miera y D.S. Costanzo.
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