Almanzor
y las Campanas de Santiago de Compostela.
Si
hacemos caso a la leyenda o crónicas, los soldados de Almanzor,
además de expoliar y destruir iglesias, basílicas cristianas, se
llevaban consigo sus campanas por muy pequeñas que fueran.
Puede resultar extraño,
sin embargo tenía un porqué, las campanas estaban hechas con
bronce, un metal muy preciado y escaso en esos momentos.
Cuando llegó a Santiago,
no dudaría en hacer lo mismo con la basílica donde se encontraban
los restos del Apóstol, aunque también hay que decir, que
respetaría tal reliquia.
Todas las campanas
recogidas en su campaña, serían trasportadas hacia Córdoba por
prisioneros cristianos, el final de algunas de ellas sería la
fundición para ser transformadas en puertas que formarían parte de
la Mezquita, otras simplemente se colocarían sobre trípodes y
llenas de aceite, se usarían como lámparas.
No sería hasta dos siglos
y medio más tarde con la llegada de Fernando III “el santo” y
tras la conquista de Córdoba, cuando las campanas usadas de lámparas
y con la refundición de algunas puertas de la Mezquita, que
volverían a convertirse en campanas, todas ellas hicieran el camino
de vuelta a Santiago, esta vez portadas por prisioneros musulmanes.
Campana
de Berenguela (la más grande)
Actualmente
la conocida como Torre del Reloj, construida
durante el S.XVI,
necesitaba una gran campana que saldría fundiendo de nuevo aquellas
campanas traídas por Fernando III, conocida como “Campana
de Berenguela”,
se expone en una esquina del claustro de la Catedral de Santiago
sobre un pedestal.
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