Bienvenidos iniciados, procedente de Francia, se convertiría en una de las paradas obligatorias para el peregrino durante su Camino a Santiago….
Picando en este enlace se puede acceder al Origen de la Virgen de Rocamadour, donde cuento los orígenes primitivos y su expansión por la Península Ibérica desde Rocamadour.
Estella.
Fundada
por Sancho Ramírez (1063-1098) rey de Aragón y Navarra, su idea era que el
Camino de Santiago pasara por ella.
Serían
los comerciantes francos los que introdujeron la devoción a Notre Dame de
Rocamadour; “esta advocación estellesa de
la Virgen Negra de Auvernia no aparecerá, sin embargo, hasta el Segundo o
Tercer cuarto del S.XII y muy posiblemente de la mano del Temple”. La huella de los templarios. Tradiciones
populares del Temple en España. Rafael Alarcón Herrera.
Basílica Nuestra Señora de Rocamadour.
Sobre 1150-1175
se construyó una Iglesia con albergue para peregrinos dedicada a Nuestra
Señora, según la documentación y la tradición del lugar, se atribuye a la Orden
del Temple, dependiente de la Encomienda de Aberín.
Lamentablemente sólo se conserva el primitivo ábside semicircular y un
pequeño tramo de la Capilla, el resto sería modificado y añadido de época
barroca; ampliada gracias a unos bienes otorgados por testamento en 1688,
siendo reformada su fachada entre 1689-1691, posiblemente con este testamento,
su fecha aparece tallada en la hornacina encima de la portada principal.
Primitivamente se trataría de una Iglesia humilde, sustentada con las
limosnas, aunque “la limosna que se
recogía para su mantenimiento sólo daba para cubrir los gastos de luminaria”.
www.estella.info
“Algunos autores creen que el origen del
Santuario estellés está en la casa que levantaron los monjes franceses para
poder cobrar el censo que el rey les había otorgado”.
www.estella.info
La imagen
que se encuentra en la hornacina encima de la portada principal, tiene su
propia Leyenda o Milagro, picando en este enlace podéis acceder a ella: La
leyenda o milagro del ahorcado.
Imagen.
Datada de
finales del S.XII, tiene una altura de 8´8cm, se encuentra sentada en
una *cátedra,
mantiene sus piernas abiertas en postura de parto y sosteniendo al Niño en su
pierna izquierda.
El Niño
bendice con la mano derecha y sostiene un libro cerrado con la izquierda.
Al
parecer el brazo derecho y la granada de la virgen no son las originales, sino
que fueron reemplazos mostrando el aspecto actual.
La
victoria de esta batalla se le atribuye a la ayuda de San Isidoro Labrador, sin
embargo, una crónica de 1241 se la atribuye a la Virgen de Rocamadour en
Estella, lo que no quiere decir que ambos colaboraran
.
San
Isidoro del que ya hice una entrada, mantiene al igual que su mujer e hijo, una
estrecha relación con el Temple, lo que no nos debe extrañar es que aparezca
una Virgen Negra juntos en la Batalla.
“En lo más recio del combate, flanqueado
los cristianos, se alzaron los estandartes de la Virgen Nuestra Señora. La
morisca, al verlos tremolar se llenó de pánico y fueron arrollados…”, como
nos dice Rafael Alarcón, “cada grupo
portaba pendón propio, con la imagen de su específica devoción local, lo que
impulsaría posteriormente a los cronistas locales a atribuir la victoria
particular, de ciertas milicias ciudadanas, a alguna virgen determinada”. La estirpe de Lucifer. Rafael
Alarcón.
Como
comentamos anteriormente, sería en 1241 cuando una Crónica del abad Alberico
hable de la intervención de Notre Dame de Rocamadour en Estella para ganar la
Batalla de las Navas:
“La Virgen aparecióse tres sábados
consecutivos al sacristán de la iglesia de Rocamadour, presentándole un
estandarte, para las tropas cristianas que en España iban a luchar contra el
sarraceno. La enseña debía ser desplegada al hallarse en extrema necesidad
durante el combate. El sacristán dudó sobre las apariciones, pero en una de
ellas la Señora le manifestó que moriría a los tres días. Espantado, el
sacristán, contó a los monjes el suceso. Muerto en el tiempo anunciado, dióse
prisa el abad para enviar la enseña de Rocamadour al campamento cristiano.
Iniciada la batalla, fracasó el primer ataque de los templarios y calatravos.
Desplegóse entonces el pendón mariano y se obtuvo la victoria”. La estirpe de Lucifer. Rafael
Alarcón Herrera.
Milagro.
Por haber
partido su marido hacia Tierra Santa, una noble dama franca, de la Navarra
pirenaica, peregrinaba a Compostela para pedir al apóstol por la vida de su
esposo. Al buscar descanso en la hospedería de Roncesvalles, descubrió que
estaba embarazada por lo menos de 2 meses, según la fecha en que marchó su
marido para Palestina. Poco duró su alegría, porque llegó un correo, desde sus
tierras, para anunciar como unos cruzados que volvían de Ultramar traían la
mala nueva de la muerte de su esposo.
A pesar
de su aflicción, como era persona de fe, decidió continuar a Compostela para
ofrecer al santo patrón la vida de su hijo. Cuando están llegando a Estella se
siente enferma, sin embargo, hace rato que cerraron las puertas de la muralla y
la comitiva debe guarecerse en las ruinas de una ermita, donde por la noche la
dama empeora sensiblemente. Cuando a la mañana abren las puertas y pueden
llevarla a un hospital de peregrinos, los físicos le diagnostican un aborto.
Pero aunque le salvan la vida, las pruebas no han terminado; una criada
buscando venganza por antiguos agravios denunció a la dama diciendo que había
cometido infanticidio, pues era testigo de cómo su señora se había provocado
ella misma el aborto, desesperada por la muerte de su señor.
Deciden encomendar al Cielo la resolución
del caso, efectuando un “Juicio de Dios” mediante la “prueba del agua”. Se
arrojaba a la acusada atada de manos y pies a un escudo de metal al río, si era
culpable se hundiría, si era inocente el Cielo haría que flotase.
En su
séquito iba una familiar suyo caballero templario, quien se entrevistaría con
sus hermanos para salvar a su pariente, la solución se le ocurrió a un
escudero, el plan consistiría en hacerse cargo ellos de preparar y realizar la
prueba, la atarían a un escudo que previamente cambiarían por uno que se
utilizaba en desfiles y ceremonias, hecho de madera.
Llegado
el momento, la dama se encomienda a Notre Dame de Rocamadour, poniéndola de
testigo, colocada sobre el puente del Río Ega, el caballero le acerca la cruz
para que la bese y le susurra: “Confiad, que el Cielo ayuda a los que se
ayudan…” y posteriormente la arrojan a las aguas del río, en un principio se
hundió, pero luego sale a flote para terminar encallado en una isleta.
Mientras los presentes gritaban milagro, los
caballeros la rescataron y aprovechando el estupor de la gente cambiaron el
escudo de madera por el de metal. La criada no tuvo más remedio que confesar su
falsa acusación, y la dama pudo seguir su peregrinación a Compostela.
De vuelta
a casa, encontró que su marido había sido herido y no muerto.
La dama
en agradecimiento donaría a la Orden del Temple un dinero para la construcción
de un hospital para peregrinos en extramuros de Estella “ayuda a los que se
ayudan”, ayudando a atender a los peregrinos cuando las puertas de las murallas
estuviesen cerradas, asimismo una Iglesia bajo la advocación de Notre Dame de
Rocamadour.
Los
caballeros construirían un hospital y el santuario, en el que entró como
santero de la virgen el astuto criado, quien colgó allí como reliquia milagrosa
el escudo de metal, que permaneció como
exvoto y testimonio durante muchos siglos.
Bibliografía:
La estirpe de Lucifer. Rafael Alarcón Herrera.
La huella de los templarios. Tradiciones populares del Temple en España. Rafael Alarcón Herrera.
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