Bienvenidos
iniciados, hablaremos de como algunas mujeres y hombres optaban por
desconectarse del mundo de una manera un poco “radical”, ¿para
huir o por verdadera espiritualidad?....
Introducción.
Este
sacrificio, penitencia, voto, reclusión, como se quiera clasificar,
era realizado normalmente por mujeres durante la Edad Media hasta el
S.XVII en España y parte de la Europa cristiana.
Este
encierro lo hacían voluntariamente,
prestando obediencia al obispo diocesano o a sus ministros.
“Fuera
del claustro reglar, el emparedamiento puede ser definido como
experiencia religiosa practicada al margen de las autoridades
eclesiásticas o en perfecta connivencia con ellas”. “la
historiografía de época moderna insiste en que la reclusión o el
emparedamiento fue un fenómeno más desarrollado en el ámbito
femenino y voluntario, ascético y piadoso; y protegido por la
realeza”. Obispos y sínodos hispanos ante el emparedamiento bajomedieval. Gregoria Cavero
Dominguez.
Según
la definición de fray José Teixidor, 2ª mitad del
S.XVIII:
“ Llamavanse
semejantes mujeres inclusas, reclusas, hermitañas o emparedadas, y
se encerravan entre quatro paredes, no en castigo de su mal vivir,
sino libre y voluntariamente y con la aprobación de sus confessores,
i assenso de sus parientes para hacer penitencia, entregarse a la
contemplación, i para conseguir otros fines buenos”.
No
debemos olvidar ni confundir que también existió el emparedamiento
como técnica de castigo o pena, los
cuales eran forzosos.
Motivación.
Nombrare
todas las que he encontrado a lo largo de la información leída, sin
menospreciar ninguna.
- Fanatismo
religioso.
- Profunda
espiritualidad.
- Deseo
de libertad.
- Huir
de una situación personal.
- Huir
del control masculino.
Reconocimiento
Social.
“Se
trataba de proteger a quienes se entendía que cumplían una labor
social a través de sus oraciones, privaciones y disciplinas”.
Obispos y sinodos hispanos
ante el emparedamiento bajomedieval. Gregoria Cavero Dominguez.
La
sociedad consideraba que realizaban un servicio a la comunidad, su
sacrificio les dotaba de sabiduría, lo que les otorgaba poder para
dar consejos, incluso algunas de ellas se les llegaron a atribuir
poderes sanadores.
Tal
reconocimiento sería apoyado por la realeza, hasta tal punto que los
Reyes Católicos:
“proclamaron el
privilegio de la exención de pago de *alcabalas a cualquiera
emparedadas de cualquiera ciudades, villas y lugares de nuestros
Reynos”.
Hispania
incognita. Templespaña.,
siempre y cuando mantuvieran la castidad y el encierro.
Extracto
de leyes y antes de la recopilación. Tomo V. Castilla (Reino) 1799:
“La
madre y Hermanas emparedadas. Manteniendo castidad y clausura, en el
Alcazar de Ubeda y casa que solia viuir Mencia Lopez Zambrana y sus
succesores, sean libres de alcabala de toda la labor de sus manos,
que vendieren, y de los frutos y rentas de sus heredades y bienes; y
lo mismo se entiende de las demás emparedadas de cualquier pueblo,
que estén asentadas en los Libros reales”. (Ley
29).
“ Córdoba.
Di a unas emparedadas de Santo Domingo, que es una de ellas ciega ,
tres reales”. “Di a unas emparedadas de Omnium Sanctorum dos
reales, para ayuda de comprar unas cañas para cobrir el
emparedamiento”. “Otrosi a la emparedada de Sam Nicolás dos
reales”. “Di a unas emparedada de Santiago quatro reales, que
dieron petiçion a su Alteça”. “Di a la emperedada de Santa
María de la Huerta que se diçe Mençia López”. “Otrosi di un
dia a siete emparedadas juntas que estan en Sant Niculas, siete
realies, que tenían gran necesidad de hambre aquel día”.
“Salamanca.
Otrosi di a las emparedadas de sant cristobal, que ayunaron el día
de San Juan, quatro florines: lleuogelos fray Andres”. “Otrosi di
a unas beatas que estan junto a las emparedadas de Sant Crisoual,
cinco reales”.
Celda
o Habitáculo.
La
emparedada se recluía en una pequeña habitación
adosada a los muros de una iglesia, cementerio, hospital, monasterio,
puente, muralla, tanto dentro como fuera de la ciudad.
Provista de dos ventanas:
Una
ventana comunicaba con el exterior, a través de ella recibía comida y
podía mantener comunicación con el mundo exterior; esta ventana
cerrada con rejas, mostraba en ocasiones un hueco del tamaño
suficiente para que pasara un cuenco.
La
segunda ventana
daba a la iglesia, casi siempre al Altar Mayor, esto entendiendo que
la celda se encontraba adosada a una iglesia, desde donde seguía los
oficios religiosos y comulgaba; en ocasiones esta ventana era sustituida por un simple hueco en la piedra, lo suficientemente
grande para poder coger la hostia sagrada para comulgar.
La única entrada que tenía
daba hacia el interior y una vez dentro se podía tapiar si la
emparedada así lo pedía.
Como cama utilizarían una
tabla, paja o el propio suelo.
Se sabe que algunas pedían
libros, artículos de costura, pero las más estrictas se dedicaban a
leer libros religiosos y rezar, además de realizar ayunos y negarse
el descanso durante días.
Ritual.
Antes de entrar en la celda
para su encierro, se realizaba una especie de entierro, a modo de
despedida de su vida civil.
Presentes el Obispo o un
miembro del clero, hace promesa que su encierro es real.
Posteriormente se celebra
una Misa de Requiem y tañen las campanas como si de un entierro se
tratara.
Se le concede la extrema
unción.
Su atuendo podía ser de
penitente o utilizaba ropa negra a modo de luto.
Hacía voto de castidad y
de no violar la clausura durante el resto de su vida.
Como ejemplo tenemos una
emparedada en Astorga:
“ Las
cofradías acogen en ocasiones, a las emparedadas como cofrades, y
asisten, con sus limosnas, a las necesidades de las reclusas que
viven de la caridad pública. Y cuando la emparedada accede a
recluirse en la celda es la propia capilla de San Esteban la que
testifica su reclusión, la que tapia y sella la única puerta de
acceso a la celda, inserta en el interior de la capilla. Los cofrades
son testigos de la ceremonia litúrgica que, a través de la misa de
Requiem, empareda a la reclusa; son testigos de la identificación de
la celda con el sepulcro, de la celda como última morada”.
Inclusa
intra parietes. Gregoria Cavero Dominguez.
¿Quién
Pagaba Los Gastos?.
Aunque no lo podamos creer,
los gastos relacionados con el emparedamiento debían correr por
cuenta de la emparedada.
En ocasiones, algunas
mujeres pedían determinado espacio junto a la iglesia para construir
su celda, si se aprobaba la petición ella debía correr con todos
los gastos de su construcción.
La comida, libros, enseres
que pidiera..., todo debía salir de ella, sin embargo otros autores
te remiten a que la comida le era proporcionada por la gente del
lugar, como caridad, incluso que algunas recibían limosnas de
peregrinos y donaciones para su manutención.
Aquí podemos entender que
existirían aquellas que renunciaron a todo lo exterior para vivir de
la caridad, y aquellas que donaban sus bienes a la iglesia, o
entregaban una gran suma de dinero que se debía dedicar a su
sustento., una vez fallecida, pasaría a manos del clero.
Tanto
la “penitencia”
de una u otra le venía muy bien a la iglesia, ya que no podemos
olvidar que algunas donaciones se harían a la propia iglesia para
ayudar a la emparedada.
Seguían
En Contacto Con El Exterior.
No podemos olvidar que en
el emparedamiento no destacaba el status social, aunque aquellas mujeres con
patrimonio, es cierto que podían seguir administrándolo y
controlando su casa, estaban informadas de todo lo que ocurría en su
casa.
Se sabe que había
administradores que cada determinado tiempo pasaban a informar de
las cuentas, documentos varios....
Como ejemplo podemos
nombrar:
Doña Jordana, emparedada
en La Foz, entrega como dote en 1272 a sus hija sus casas en La Foz y
una “pieza” de monte.
Don Alejandro, recluso de
Arnedo, realiza la compra de una viña, tras su muerte la dejaría a
Santa Mª de Calahorra.
Doña Juana Martínez,
emparedada en la iglesia de Santa Mª en Utrera en 1505, organiza
rentas, realiza cartas de arrendamiento, actúa como prestamista y
compra bueyes.
No
Sólo Fueron Mujeres.
Aunque se conoce que hubo
mayor número de mujeres emparedadas, esto no quiere decir que fuese
algo exclusivo de ellas.
A través de documentos
podemos saber que algunos hombres optaron por tomar este camino,
entre ellos podemos nombrar:
Martino recluido hacia 1130 en el Priorato de Santervás de Campo.
“Dicese
en la escritura que un soldado llamado Martino hizo vida solitaria en
aquella iglesia, y siendo hombre de buena vida, comenzaron los santos
a hacer milagros y acrecentarse el pueblo, y venían de muchas partes
a hacer votos y promesas”.
Crónica general de la Orden de San Benito. Colección diplomática
del monasterio de Santervás de Campos.
En 1158 aparece en un
diploma: “domno Martino, recluso in Sancto Gervasio, confirmat”.
También
Se Organizaban En Comunidad: Beatorios
“El
rey Martín el Humano, fundador del Beatorio de San Miguel de Liria,
ordenó que pudiesen habitar en él hasta quince mujeres, solteras o
viudas, pero no las casadas ni las bastardas”. Anecdotario histórico valenciano. Mª Francisca Olmedo de Cerdá.
Convento Purísima
Sangre de Alicante.
Fundada
1606
A
menudo llamados Beatorios,
se podía optar por emparedarse un determinado número de mujeres en
conventos, monasterios o casa preparada para tal fin.
En Andalucía sobre el
S.XV, el emparedamiento individual se transformaría en colectivo o
en comunidad, incluso tienen administradores que pueden acceder para
informarles de su patrimonio y familia.
Según
Monseñor Vicente Cárcel Ortí: “Los
beatorios eran casas donde vivían las llamadas beatas, formando
comunidad y observando alguna regla. Las beatas no emitían votos, ni
vestían hábito religioso, a pesar de estar reunidas bajo un régimen
espiritual común”.
Tras
la prohibición de futuros emparedamientos en Sínodo Diocesano del arzobispo
Ayala
en 1566
y aunque las comunidades ya existentes siguieron manteniéndose, se
decreto:
- Que no se admitiesen más
emparedadas.
- Que fuesen visitadas por
el ordinario.
- Que en las celdas de las
emparedadas no se celebrase misa, a excepción de in artículo
mortis.
Ejemplos
de Ciudades o Pueblos Donde Se Practicó El Emparedamiento.
Sabemos que fue una
práctica habitual en toda la Península, sin embargo, he escogido
hablar de aquellos lugares en los que la información nos puede
aportar más o menos lucidez para poder entender mejor este fenómeno.
La
Laguna – Canarias:
Sólo
existió una Casa de emparedadas,
fabricada por Isabel de la Cruz en al S.XVI, a quien siguió su
sobrina Mª de las Vírgenes, al mismo tiempo, esta última crió en
este lugar a otra sobrina Mª Emerenciana de Acuña.
En febrero 1636 Mª
Emerenciana seguiría esta “tradición” familiar, tal vez por no
conocer nada del mundo exterior, o posiblemente por la educación
recibida a lo largo de su vida recluida.
Declaró:
“su firme
voluntad de guardar clausura perpetua, sin poder salir en ningún
caso, así como de obedecer a los señores prelados y de renunciar su
voluntad de manera que no la a de tener propia”.
“El
vicario, doctor Diego Vázquez Romero Botello, le dio por noviciado
el emparedamiento por el tiempo de un año, para que en el mas bien
uea y considere a lo que se obliga y a las cargas que recibe pues
deue vivir con exemplar vida y recogimiento. A continuación, cerró
el mismo la puerta del emparedamiento y por el torno y reja que en él
está manda se sirva a la dicha María Emerenciana de Acuña y la
puerta no se abra si no fuera en los casos necesarios para entrar y
para el sustento”.
Autos sobre
el emparedamiento de Mª Emerenciana de Acuña 1636. El claustro
doméstico: beaterios y emparedamientos. Jesús Pérez Morera.
La casa de emparedamiento
se ubicaba junto a la cabecera de la iglesia de Nuestra Señora de
los Remedios.
Tenía una ventana con reja
hacia la Capilla Mayor para asistir a los oficios religiosos, y otra
ventana o hueco que se utilizaba como comulgatorio.
“En
1636 se dice que su fundación era tan antigua que no ay memoria de
su principio y es bien notoria dicha casa en todas estas yslas y de
su aprobación y exemplar nombre causado de la observansia con que
las fundadoras la an tenido”. El
claustro doméstico: beaterios y emparedamientos. Jesús Pérez
Morera.
Beatorio
de Santa Rosa de Lima:
Fundado en 1675 por fray
Pedro de Santa Mª Ulloa.
Conocido como Beatorio de
la 3ª Orden Dominica o Colegio de las Hermanas Beatas de Santa Rosa
de Lima.
Se regirían por la Regla
de la 3ª Orden de Santo Domingo, siendo el número de beatas en 1685
de 11.
“habiendo
recogido bastantes limosnas para promover la fundación, se logró el
intento bajo los auspicios de un ciudadano piadoso que compró una
decente casa para clausura, asegurándola rentas para que desde luego
sustentase hasta quinces beatas, número de que jamás debería
exceder la comunidad”.
Noticias de
la Historia General de las Islas Canarias, Santa Cruz de Tenerife. J.
Viera y Clavijo.
Astorga
– León:
La celda se encuentra
situada entre la Capilla de San Esteban y la Iglesia de Santa Marta.
En ella se puede observar
actualmente la ventana con reja que da al exterior, mostrando hueco
suficiente para que pase un cuenco y, sobre ella una inscripción en
latín que dice:
“Acuérdate
de mi juicio, porque aquí/así será el tuyo. A mi ayer, a ti hoy”.
Por la parte interior otra
ventana comunicaba con la Capilla Mayor de la iglesia, por donde
escuchaba los oficios religiosos y comulgaba.
“ Los
gremios y cofradías de la ciudad donaban anualmente una cantidad de
dinero para la manutención de las emparedadas, también los fieles
en sus testamentos hacían donaciones para cubrir las necesiades de
estas mujeres”.
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A través de dos
testamentos, sabemos la existencia de 2 emparedadas en los años 1310
y 1344.
Según
Gregoria Cavero: “
pertenencia de alguna de las reclusas a la cofradía de Santa Marta,
se encuentra documentada en el libro de la cofradía de Santa Marta,
del siglo XIV, en el que en la lista de las “cofradas” que han de
pagar, expresa lo siguiente: “La emparedada de Santa Marta””.
Inclusa
intra parietes.
Baena
– Córdoba:
Documentalmente a través
de varios testamentos fechados en 1529 y 1555, se conoce que hubo al
menos 2 emparedadas junto a la iglesia de Santa Mª la Mayor.
Al parecer una junto a la
parte baja del campanario y la otra al lado opuesto.
Los
documentos dicen: “Item;
mando que den á las Emparedadas que están en la Iglesia Maior desta
Villa un Real porque Rueguen á Dios por mi ánima”.
Pertenece a Doña Catalina Ximénez de la Membrilla. 1529.
“Item,
mando que en tanto que vivieren Barbola y Mª de Pasión emparedadas
de la villa de Baena, se les den á ambas las susodichas seis mil
maravedíes y dos caices de trigo en cada año en el dicho
emparedamiento”. Don
Juan de Córdova, Déan de la Catedral de Córdoba y Primer Abad de
Rute. 1555
Valencia:
En
la iglesia
de San Andrés
se le concede a Quiteria de Mora en 1531 un palmo y medio de terreno
junto al muro del campanario para construirse una celda de
emparedamiento, sin fecha Sor Ana Sanchíz dona una ofrenda para el
culto de San Francisco de Asís y Santa Clara como pago para su
manutención hasta la llegada de la muerte.
En
la
iglesia de San Esteban,
Angela Genzana de Palomino estuvo durante 30 años en esta iglesia
hasta que tuvo que ser trasladada por el estado de ruina de la propia
iglesia.
En
la llamada Colina
Monte Calvario
en 1554 Sor Cecilia Ferre, beata de la Parroquia de Santa Cruz, se
traslada a esta cueva – ermita acompañada de 7 mujeres, adoptarían
el hábito de la 3ª Orden de San Francisco.
Se sabe que en 1566 el
número de mujeres era de 11, a partir de este momento entra en vigor
la prohibición del arzobispo Ayala y no se admite nuevas
emparedadas; quedando suprimida en 1620.
Olite
– Navarra:
En 1412 se recoge en las
ordenanzas de concejo:
“debe
ser mantenida una seror reclusa que continuamente ruegue a Dios por
la vida y salut de todas las gentes que viven et moran a present et
en el tiempo advenir en la dita villa, la cual dita seror debe ser
mantenida a espensas del dito concello”.
Registro del Concejo de Olite (1224 –
1537).
En este caso la celda era
de titularidad municipal, el concejo debía ocuparse de la
alimentación de la emparedada, mientras, ella rezaría por la
población de la villa.
Onda
– Castellón:
Doña
Leonor Forés, tras quedar viuda y tomar el hábito, decidió
retirarse a una vida contemplativa durante 11 años, el lugar elegido
fue el Cementerio
de Onda.
En 1538 se trasladaría
acompañada de su hija y 6 beatas más a la iglesia de San Miguel.
Bibliografía:
Las
instituciones religiosas femeninas. Mª Isabel de Val Valdivieso.
Anecdotario histórico
valenciano. Mª Francisca Olmedo de Cerdá.
Historia de la Villa de
Baena. Don Francisco Valverde y Perales.
Hispania incognita.
Templespaña.
Inclusa intra parietes.
Gregoria Cavero Domínguez.
Obispos y Sinodos hispanos
ante el emparedamiento bajomedieval. Gregoria Cavero Domínguez.
El claustro doméstico:
beaterios y emparedamientos. Jesús Pérez Morera.
Apuntes para una puesta en
valor de la celda de las emparedadas de Astorga. Marcelino García
Crespo.
Fuentes para el estudio de
emparedamiento en la España medieval (S.XII-XV). Gregoria Cavero
Domínguez.
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