Bienvenidos iniciados, en la vida del templario, una de sus obligaciones era realizar fielmente y compaginar su labor como soldado y como monje, se encontrara donde se encontrara…
El día a día de la vida templaría se ceñía a las costumbres monásticas del Cister; siempre sin olvidarnos de la dualidad soldado – monje.
Estuviese
donde estuviese, ya fuera en Oriente o en Occidente, en tiempo de paz
o en campaña militar, su principal obligación era la oración todos
los días del año siguiendo el horario canónigo (el cual
mostraremos a continuación), sin embargo, esta estricta obligación
era imposible cumplirla cuando se encontraban en campaña militar,
estaban enfermos o fatigados después del esfuerzo de una batalla,
para estas ocasiones, la Regla se volvía mas flexible, de manera
que:
En
caso de estar en campaña militar y no poder asistir al oficio
diario, la Regla permitía: En maitines rezar 13 Padres Nuestros, en
vísperas rezaban 9 Padres Nuestros.
Si
por gran agotamiento físico después de un combate, no podía acudir
al oficio de maitines: Le estaba permitido rezar los 13 Padres
Nuestros en su lugar de descanso, siempre con el consentimiento del
maestre.
Horario
Canónigo:
Maitines
= 4 de la mañana en
invierno y 2 de la mañana en verano.
Laudes
= 5-6 de la mañana.
Prima
= 7 de la mañana.
Tercia
= Media mañana.
Sexta
= Aproximadamente
mediodía.
Nonas
= Media tarde.
Visperas
= Puesta de sol.
Completas
= Noche, sobre las 7.
El
Día a Día.
Un
sonar de campana
a la hora de maitines
invita a levantarse.
En
silencio se dirigen hacia la Capilla donde pueden rezar o escuchar
13 Padre Nuestro, normalmente por Nuestra Señora y 13 por el Santo
del día.
El
aspecto e indumentaria de los Hermanos es importante en todo momento,
en esta ocasión era obligatorio las calzas, sus zapatos y su manto
correctamente colocado.
Antes
de dirigirse al dormitorio deben hacer una parada en las cuadras por
si los escuderos tuvieran que realizar alguna labor relacionada con
los caballos, seguidamente rezaran un Padre Nuestro como perdón por
incumplir alguna regla o el voto de silencio y a dormir.
Con
la campana de prima,
tras
vestirse se oye misa
en la Capilla.
Cada
Hermano se dedica a realizar su trabajo, acordarnos que la orden no
solo funciona con caballeros, sino que hay unos miembros que hacen
posible el funcionamiento correcto de la misma. Desde el
entrenamiento, herraje de los caballos, revisión de almacenes,
tareas administrativas, cocina, cuidado de los enfermos, arreglos
varios, sin olvidarnos que a medida que la orden crecía, la
especialización de la Encomienda, acarreaba un trabajo especifico,
dependiendo si era agrícola, ganadera, vinícola, apicola…
A
las horas tercias y mediodía se vuelve a
oír misa.
Se
tiene prohibido comer hasta que no se haya oído o rezado 60 Padres
Nuestros., seguidamente se explica lo relacionado con la comida.
Las
horas nonas y vísperas se reza o escuchan de pie 13 Padre Nuestro a
Nuestra Señora y sentados otros 13 al Santo del día.
Después
de vísperas,
se dirigen al refectorio para cenar.
En
hora de completas
se toman un refrigerio y de nuevo marchan a la Capilla para oír o
rezar 13 Padre Nuestro a Nuestra Señora y 13 al santo del día.
En
silencio se dirigen a los establos para revisar los caballos y
posteriormente al dormitorio donde rezarán 1 Padre Nuestro antes de
dormir.
Durante
la noche, una antorcha permanece encendida.
A
la hora de comer:
Recordar
que al inicio de la Orden, 2 Hermanos compartían un mismo cuenco
como signo de humildad, más tarde cada uno tendría su cuenco o
escudilla, así como 2 velicomenes (copas de boca ancha) y una
cuchara.
Como
mencionados antes, tienen prohibido comer hasta que no se haya oído
o rezado 60 Padres Nuestros.
A
la hora de organizarse para comer, denominado servicios, se llamaba a
través de “la campana de la comida”, 2 servicios o incluso 3 en
aquellos lugares donde había una gran número de Hermanos, debían
acudir al refectorio todos a excepción de aquellos Hermanos que
estaban realizando una tarea.
Refectorio
del convento de Tomar en Portugal.
Primero
todos los Hermanos se reúnen para realizar una *colación
en el *
refectorio, a
la hora de marcharse nunca lo harán antes que el maestre o el
comendador.
Como
norma, los caballeros, sargentos y escuderos comían por separados:
1º los Hermanos caballeros, 2º los Hermanos sargentos y escuderos.
Los
lugares de espaldas a la pared se reservan a los Hermanos de más
edad, presidiendo el lugar central el maestre o comendador, que
siempre comerá en el primer turno.
Hasta
que el capellán no llegue y de la bendición, se espera de pie, se
reza un Padre Nuestro y posteriormente toman asiento.
Normalmente
las mesas estaban cubiertas con manteles blancos, exceptuando el
Viernes Santo, considerado fecha especial de la cual hablaremos mas
tarde.
Durante
la comida se mantiene el estricto silencio, solo se escucha la voz
del Hermano el cual desde un púlpito preparado para la lectura,
realiza la lectura elegida para ese momento.
Al
no poder hablar, se comunican a través de signos, eso sí, solo para
comunicar que comida quiere, pedir pan o bebida.
Otras
de las prohibiciones es que no se pueden levantar de la mesa, a
excepción del caso de tener una epistaxis (hemorragia nasal), o que
suceda lago en el exterior, como por ejemplo: En Tierra Santa y se de
el toque de alerta.
En
ocasiones podía ocurrir que junto al Comendador un Hermano se
encontrara comiendo en el suelo sentado en cuclillas, como
penitencia; el Comendador compartiría su comida con este Hermano
como caridad.
Igualmente,
los alimentos debían ser
manipulados con pulcritud y respeto,no ser manoseada, cortada
limpiamente, tomando solo lo que se vaya a comer, ya que las sobras
serían entregadas a los pobres o mas bien los Hermanos compartían
su comida con ellos.
No
debían mostrar gula ni ser glotones.
Tras
la señal del Comendador, se retiraran del refectorio en parejas
hacia la capilla para dar las gracias por el sustento recibido.
El
menú templario:
Aunque
no lo creamos, su alimentación era completa, ya que el gran esfuerzo
físico que realizaban requería que estuviesen sanos y fuertes.
A
esto hay que añadir que del tiempo que permanecieron en Oriente,
supieron trasladar algunos de sus productos combinándolos con la
típica alimentación en Occidente.
No
podemos olvidar que de sus explotaciones agrícolas y ganaderas,
saldría gran parte de sus productos: carne, huevos, leche, miel,
harina, aves de corral, quesos, pescado de sus estanques, legumbres y
verduras de sus huertos, vino sacado de sus viñas, pan salido del
trigo cosechado, trabajado en sus molinos y cocido en sus hornos,
siendo el tocino su alimento base.
Incluso
comerciaban con sus excedentes.
El
menú podía variar según los días de la semana, en caso de los
enfermos o aquellos que presentaban debilidad tenían dieta especial,
sin olvidarnos de las fechas señaladas a lo largo del año.
Presentaremos
el menú como si se tratara de un cole:
Lunes Martes Miércoles Jueves
Legumbres/ Carne con Legumbres/ Carne con
Cocido
o verduras Cocido o verduras
Verduras. Verduras.
2
o 3 platos 2 o 3 platos
Viernes Sábado Domingo
Ayuno Legumbres/ Carne con
Cocido o verduras.
Verduras.
2 o 3 platos
La
Enfermería.
Estaba
llevada por el Hermano “enfermero”, el cual tenía conocimientos
médicos básicos, aunque podía pedir consejos a un médico, siempre
bajo el consentimiento del Comendador, incluso el hecho de rasurar
una barba debía ser consultado con el mismo.
Muchos
de los remedios utilizados para aliviar síntomas de distintas
enfermedades, los realizaban mediante la utilización de plantas,
posiblemente dichos conocimientos fueran aprendidos de los médicos
árabes.
Encargado
del cuidado de los enfermos, les procuraba una dieta adecuada a su
afección, dando las órdenes pertinentes a todos aquellos
responsables de administrar los alimentos: bodega, horno corral,
huerto...
Los
enfermos recibían carne de ave todos los días, excepto los viernes;
las carnes rojas la dejaban para los caballeros y sargentos;
realmente esto se hacia por prescripción medica, ya que se creía
que era mas sano comer carne de ave.
Aquellos
que eran sometidos a sangrías, podían comer 3 veces para recobrar
energía.
La
décima parte de todos los panes se debían entregar al Hermano
limosnero para que fuera repartido entre los pobres.
Bebían
agua y vino aguado todos en la misma cantidad.
Algunos
autores confirman que no era habitual que entre su dieta se
encontrara el pescado, yo no lo comparto, si tenemos en cuenta que
adaptarían su dieta al lugar donde se encontraran, no podemos
olvidar que en los lugares costeros, el pescado siempre ha formado
parte de las comidas, y en esta época, sabemos que lo salaban para
que se conservara mejor y poder aguantar grandes trayectos; además
se ha comprobado que llegaron a tener sus propias piscifactorías.
Como
prohibición, no podían comer: lentejas, cochinillo, carne de buey,
cabra, carnero, ternero, oveja, anguilas, queso. Siendo cambiado por
pescado, verduras frescas y carne de ave como mencionamos más
arriba.
Una
vez recuperado, su primera obligación era oír misa y dar gracias
por su recuperación.
Fechas Especiales:
Durante
estos días, los Hermanos estaban obligados a realizar unas acciones
“especiales”.
Primer
Miércoles de Cuaresma: Los
Hermanos se arrodillan sobre su manto mientras el Capellán lee la
letanía.
Miércoles
de Ceniza: El
Capellán les echa ceniza en la cabeza “somos polvo y en polvo nos
convertiremos”.
Jueves
Santo: El Hermano
limosnero de la casa escoge 13 pobres a los que los freires deben
besar y lavar los pies; normalmente se escogían a pobres que no
presentaran síntomas de enfermedad en sus pies. Esto se hacia como
recordatorio al rito del lavatorio de pies de Jesús a sus
discípulos. Tras la ceremonia, el Comendador entrega delante de la
Cruz a cada pobre: 2 panes, 2 monedas y un par de zapatos nuevos.
Viernes Santo:
Ayunan a pan y agua, la comida se hacia en el refectorio
sobre
las mesas sin cubrir con manteles, aunque la Regla dice que la mesa
debe ser lavada minuciosamente antes de colocar el pan sobre ella.
Los
ayunos son obligatorios todos los Viernes desde el Día
de Todos los Santos
hasta Pascua,
excepto el Viernes de Navidad.
Bibliografía:
Codex
Templi. Templespaña.
Caballeros
de Cristo. Alain Demurger.
La
Vida Cotidiana de los Templarios en el S.XIII. Georges Bordonove.
unja vida llena de privaciones, consagrada a la oración, a la rutina que forja el carácter y encuentra al hombre consigo mismo en el silencio de su alma que se fortalece con el paso de los años al servicio de Cristo. Una vida llena de sacrificio que tiempla el alma del Caballero, lo ayuda a vencer al enemigo externo porque se vence a si mismo a través de la oración, la privación y el trabajo en el silencio o en la lucha durante la batalla. Hermoso ejemplo de vida. Ojalá La orden de los pobres Caballeros de Cristo se extienda por todo el mundo y ayude a la humanidad, a superar el egoísmo, el hedonismo y todos los males que llenan nuestra sociedad enferma.
ResponderEliminarEres mi primer comentario, te lo agradezco porque no presenta falta de respeto y son palabras llenas de "esperanza". Muy agradecida. Cada uno personalmente tenemos que hacer sacrificios día a día, y luchar nuestras propias "batallas", espero que mi blog aporte un granito de arena en tu tiempo de relajación.
ResponderEliminarMuy agradecido a Ud, por su amable respuesta y por permitirme participar en su blog que dicho sea de paso, es muy interesante. Lo seguiré leyendo y aprendiendo de ese mundo que en mi mente surge como nuevo pero en mi alma lo siento como un viejo y amado conocido...Saludos desde Caracas, Venezuela
ResponderEliminarla disciplina de estos hombre era notable, independientemente de la religión que se profese.buen texto
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