Nos
trasladaremos a Sevilla, siguiendo el periodo de Reconquista de la
Península Ibérica de manos musulmanas.
Estatua del Cid. Prado San Sebastián. Sevilla
Por
este tiempo (S.XI), gobernaba en Sevilla el rey moro Almotamid,
a cambio del no ataque y de una alianza contra sus enemigos
exteriores, pagaba anualmente un tributo o parias al rey de Castilla,
Alfonso VI, consistente en 10 quintales de plata amonedada, 10 mulas
y 10 caballos.
Cada
año, Alfonso mandaba un enviado para el cobro del impuesto, en esta
ocasión (1082) el trabajo recaería en los hombros de un joven
caballero de Castilla, con apenas 18 años, llamado Rodrigo Díaz,
del pueblo de Vivar.
Saldría
de Burgos dirección Sevilla acompañado de una hueste formada por
100 lanzas, recibido por Almotamid y alojado en su Alcázar de
verano, hoy Convento de San Clemente.
Transcurridos
varios días, llegan noticias de que un ejército musulmán bajo las
órdenes del rey de Granada, junto a tropas árabes de Murcia y
algunos caballeros cristianos de Aragón y Navarra, habían penetrado
en territorios de Almotamid, y se dedicaron a saquear, destruir,
incluso quemar cosechas en los cortijos, villas y aldeas.
El
rey Almotamid se dirigió a Rodrigo diciéndole:
- Cada año pago las parias al rey de Castilla para que sea mi aliado. Ahora, enemigos míos han venido a invadir mi reino. El rey Alfonso está obligado por los pactos a ayudarme a defender mis dominios.
- Ciertamente – contestó Rodrigo – Esto es lo que yo mismo pensaba decirte, pues ya he mandado preparar mi hueste, y ya tengo los 100 caballeros dispuestos para salir al encuentro de tus enemigos. Sólo estaba esperando tu licencia para marchar contra tus enemigos. Ahora que ya la tengo, partiré inmediatamente.
Puesto
en camino, alzó el estandarte de Castilla, y como se hacía en este
tiempo, manda un parlamentario, que en el nombre del rey Alfonso VI
les pide que se retiren de los territorios de Almotamid, a quien él
protege.
Como
respuesta recibe las burlas del principal cristiano, el Conde de
Barcelona, no entiende su atrevimiento, teniendo en cuenta su menor
numero de caballeros; el invasor contaba con un ejército de 1.000
aragoneses, y más de 5.000 moros de Murcia y Granada.
Cid
Campeador en Burgos.
Despidiendo
al parlamentario con estas palabras:
- Advertir a ese mozo de Vivar, que antes de jugar a la guerra debe esperar a que le acaben de salir las barbas.
Rodrigo
al escuchar estas palabras de boca del parlamentario dijo a sus
caballeros:
- Yo juro que sin que me crezcan las barbas, he de arrancar las suyas a ese Conde de Barcelona.
Demostró
en la batalla su gran talento como estratega, desmontó y puso en
fuga a moros granadinos y murcianos, se presentó en el centro de la
hueste aragonesa, e hizo prisioneros al Conde de Barcelona, de Aragón
y de Navarra.
Una
vez afianzada la batalla, con el enemigo a la fuga y los condes como
prisioneros, se dirigió al Conde, lo agarró por las barbas y se la
arrancó de un tirón, tal como prometió. Mas tarde la guardó en
una bolsita, que se colgó del cuello y que llevó durante mucho
tiempo como recuerdo de esta batalla, más tarde la enseñaría en la
Corte para que todos vieran de que color tenía las barbas el Conde
de Barelona.
Los
prisioneros de guerra, serían entregados a Almotamid, sin embargo,
como caballero cristiano, no podía entregar a los condes, de manera
que serían puestos en libertad, a condición de no levantarse en
armas contra Castilla ni contra sus aliados.
Saldría
desde el Puerto de Cabra hacia Sevilla, entrando triunfalmente por la
Puerta de Córdoba (hoy Iglesia de San Hermenegildo en la Ronda de
Capuchinos) a lomos de su caballo, acompañado de sus jinetes
castellanos, con pendones en las lanzas, seguido por los prisioneros
moros, y los mulos cargados de todos los bienes que habían sido
robados en los pueblos del reino de Sevilla.
Durante
este trayecto, Puerta de Córdoba hacia el Alcázar, es cuando la
gente aclama a Rodrigo con las palabras “Sidi Rodrigo, Sidi
Rodrigo”,mientras que los cristianos mozárabes gritan en
latín “Campi doctor, Campi doctor”.
Desde
este momento asume como sobrenombre o título honorífico “Cid
Campeador”.
Cid
Campeador en Prado San Sebastián – Sevilla.
“Sid”
= “Señor”, proveniente del árabe andalusí.
“Campidoctor”
= “Campeador” que significa “sabio en batallas campales”.
También
se argumenta que los zaragozanos o valencianos musulmanes, lo usaban
como fórmula de tratamiento a su caudillo militar o mandatario
político.
En
la placa de la estatura se puede leer:
SEVILLA
DORADA
CORTE DEL REY POETA MOTAMID
HOSPEDO
A MIO CID EMBAJADOR
DE
ALFONSO VI Y LE VIO VOLVER
VICTORIOSO
DEL REY DE GRANADA.
Bibliografía:
- Tradiciones y leyendas sevillanas. Jose Mª de Mena.
- Tradición oral de las gentes de Sevilla.
Buenas
ResponderEliminarAcabo de descubrir tu blog, y debo decir que a sido una sorpresa agradable. Me encanta la temática y esta muy bien presentado. Veo que tengo mucho por leer, desde las entradas mas antiguas a las mas modernas.
Lo que me sorprende es que nadie haya comentado hasta ahora.
A mi la historia de las ordenes militares de la edad media me parece apasionante y que da para mucho. Las cruzadas, los caballeros, las batallas, en fin, un mundo maravilloso.
Me gustaría saber si algún día dedicaras una entrada a los cantares de gesta Carolingios o a la materia de Bretaña o si por el contrario el blog esta exclusivamente enfocado a la historia mas fidedigna.
Un saludo.
Hola Godofredo, primero darle las gracias por sus bonitas palabras. En mi blog simplemente comparto mis inquietudes y gustos por parte de la historia; me encanta que me aporte nuevas ideas, sin embargo, he de comentarle que no conozco muy bien este tema que me propone, sin embargo me lo apunto como un reto .
EliminarLe comento que estoy dispuesta a que me mandara información sobre el tema, incluso si quisiera, colaborar en esta nueva entrada. Puede mandarme respuesta al mismo correo. Muchas gracias. El mes de Marzo lo he dedicado a distintas Ordenes Militares presentes en la Península Ibérica, espero que le guste.
Buenas
EliminarBueno, la verdad es que no se si mis conocimientos llegan a tanto como para atreverme a colaborar con usted, de momento creo que me conformare con aportar mi granito de arena mediante mis comentarios.
Sobre los cantares de gesta Franceses tengo que decir que de momento poco puedo aportar ya que desde hace muy poquito que me e interesado por el tema.
Sobre El tema de Bretaña o ciclo artúrico se han escrito ríos de tinta, ya que se trata de las aventuras de los famosos caballeros de la tabla redonda. Aunque no deje de ser un mito literario y no historia verídica, a mi siempre me a encantado. Para los que quieran iniciarse en esta materia yo recomiendo el libro de Carlos García Gual titulado Historia del rey Arturo y de los nobles y errantes caballeros de la Tabla Redonda. En este libro que consta de 219 paginas y de amena lectura, los lectores se informaran debidamente de las historia de estos mitos desde sus inicios hasta la obra cumbre de Sir Thomas Malory. Estoy seguro que aquellos interesados en esta materia se informaran mejor leyendo el libro de lo que yo pueda explicar aquí en unas pocas líneas.
Me parece estupendo que este mes se dedique a las distintas ordenes militares que tuvieron representación en la península, sin duda estás realizando un trabajo encomiable.
Le mando un saludo