Del
rey Don Pedro,
también conocido en la historia como “el cruel”
hablaremos en esta leyenda, sin embargo, no sería respetuosa si no
mencionara que en Sevilla, su apodo conocido es “el
justiciero”, nombrado así
tanto por su predecesor Felipe II y la gente de Sevilla.
Lucharía
contra nobles y la propia iglesia para levantar una Sevilla que
encontró desmoronándose, dañada, llena de grietas que había que
curar, tanto a nivel arquitectónico como social.
Se
ganaría a su gente, y de sus acciones nacerían las tradiciones y
leyendas que lo rodean.
En
Sevilla vivía una poderosa familia enemiga aférrima de la Corona
reinante, los Guzmanes;
se dedicarían a levantar sátiras y ciertas murmuraciones
relacionadas con el rey. Aunque el propio rey sabía de ellas y de
quien provenían, decidió tratar el asunto de manera personal y
caballerosamente: A través de un duelo.
Esperó
a una noche en la que el caballero Guzmán salió sin acompañamiento,
el lugar elegido sería la calle de los Cuatro
Cantillos, lugar solitario
y oscuro, cara a cara primero dejaría que pudiera defenderse de la
utilización de tales palabras ofensivas contra su nombre, para
seguidamente comenzar con la pelea.
Durante
la lucha, una señora se asomó por uno de los ventanucos intentando
ver algo alumbrándose con la luz de un candil; en uno de esos
momentos de curiosidad, Don Pedro daría una estocada mortal a
Guzmán, la señora asustada, dejaría caer el candil de sus manos
que justamente cayó a la calle, volviéndose rezando a su
habitación, sin embargo, le daría tiempo a oír el envainar de una
espada, así como un sonido de huesos rozándose.
Este
sonido le hizo recordar que se decía que a consecuencia de la caída
de un caballo, el rey Don Pedro se había lesionado la rodillas, lo
cual le provocaba un sonido especial, como de rechinar cuando andaba
deprisa.
Al
día siguiente, tanto el cadáver como el candil habían
desaparecido, y comenzó a propagarse por Sevilla la noticia de que
por la noche habían dado muerte a un caballero de los Guzmanes.
Los
nobles Guzmanes acompañados del Conde de Niebla, Don Tello de Guzmán
pedirían audiencia al rey, pidiendo justicia por la muerte de su
hijo.
El
rey informaría que sabía que había sido encontrado con una espada
en la mano y un golpe limpio y certero en el pecho, lo cual indicaba
más un duelo que un asesinato; y que la aparición de un candil
cerca del cuerpo indicaba que todo se había realizado a la luz del
mismo, sin sorpresas que salieran de la oscuridad.
Como
respuesta a la petición de que se juzgara su muerte, el rey prometió
que si se encontrara al causante de dicha muerte, su cabeza se
colocaría en un nicho,en la pared en el mismo lugar donde murió.
Acto
seguido mandaría pregonar por las calles de Sevilla que se premiaría
con 100 doblas de oro a quien aportara el nombre de quien había
matado al hijo del Conde de Niebla, añadiendo: “Y
el rey Don Pedro manda, que si fuese hallado el matador, sea su
cabeza puesta en un nicho en la misma calle donde le dio muerte”.
Según distintas versiones,
la anciana acudiría ante el rey, y en otras fue su hijo quien lo
hizo, la cuestión es que dando igual el mensajero, el mensaje fue
que apartándose el rey con una u otro, hizo que el rey mirara en un
espejo, diciéndole que lo tendría enfrente.
En voz baja le comentaría
que no dijera a nadie quien mató a Guzmán so pena de ser ahorcad@,
y en voz alta que le hicieran entrega de las 100 doblas de oro, ya
que había denunciado al verdadero “asesino”.
Tal y como prometió el
rey, esa misma tarde, congregados en la calle de los Cuatro Cantillos
los Guzmanes y gran parte de Sevilla, a la espera del reo, apareció
el verdugo junto a un carro que portaba un cajón escoltado por
soldados.
El rey mandaría a través
del pregonero que tal cajón fuese colocado en el nicho trabajado
para tal fin, y fuese reforzado con unas rejas de hierro para evitar
enfrentamientos entre las dos familias de los duelistas, ya que se
trataban de familias importantes, influyentes y poderosas de la
ciudad.
Dicho lugar pasó a
llamarse Calle del Candilejo, todo ello debido a la aparición del
candil, y en una de sus ventanas puede observarse un candil colgado
atado a una cadena.
Enrique
de Trastámara
Tras
la guerra entre Don Pedro y su hermano Don Enrique de Trastámara, la
unión y apoyo de los Guzmanes a Enrique, y tras la muerte del rey
Don Pedro, los Guzmanes se harían con el poder y mando de Sevilla;
lo primero que haría Don Tello Guzmán sería retirar las rejas y
partir la caja para ver quien era el “asesino” de su hijo, ante
la sorpresa de todo el personal presente, aparecería una cabeza de
piedra de Don Pedro.
El rey había cumplido la
promesa, aunque a su manera, había descabezado una estatua de si
mismo que mantenía en el Alcázar y la colocó en el lugar indicado.
Desde
este momento, un busto se mantiene en dicho lugar, aunque según
distintos historiadores, no se corresponde con el primitivo y
verdadero, el cual se dice se encuentra en la Casa de Pilatos, un
poco deteriorado; el actual es un Don Pedro más joven, igualmente, a
la calle se le conocería por Calle de la
Cabeza del Rey Don Pedro,
y es parada obligada de los monitores que forman distintas visitas
guiadas por las calles de Sevilla.
Por si os interesa y en
algún momento visitáis Sevilla, aquí os dejo alguna información
sobre empresas que a través de guías os hacen recorrer sus calles,
empapándoos de parte de sus secretos, os puedo asegurar que es un
gustazo escucharlos hablar.
Agradecemos enormemente tus comentarios.
ResponderEliminarNo hay de qué, os lo merecéis. Todas aquellas personas que sean de mente inquieta y quieran aprender más sobre Sevilla, os tienen a vosotros, sois la leche.
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